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El Pez que Quería El Sol

En las profundidades de un estanque, se encontraba un pez, solitario, cansado de nadar errante, moviéndose de un lugar tras otro sin encontrar compañía ni descanso, buscando entre los recónditos lugares un espacio donde pudiera dejar de moverse. Más entre la espesura del fango observó un fulgurante destello. Dubitativo retrocedió un poco, solo para acercarse de nuevo a observar aquello que le causaba tanta curiosidad.

A medida que se acercaba cada vez más pudo notar que lo que causaba dicho resplandor provenía de otro lugar. Emocionado del descubrimiento comenzó a mirar por todos lados, moviendo su cabeza de un lugar a otro. Impacientando alzó su mirada y, para su sorpresa, logró ver algo a lo alto. Parecía más bien un disco danzante que se movía de forma errante.

Sin ahora dudarlo, nado con fuerza hacia la superficie, más de lo que lo había hecho antes, hasta que una parte de su cabeza emergió del agua. Entrecerró sus ojos ante la nueva imagen que ante él se presentaba. Una onda de calor inundó su escurridizo cuerpo e instintivamente se sumergió de nuevo a la gelidez de las aguas bajo él.

Sin estar conforme con la situación, volvió a intentar subir y esta vez por fin pudo ver a quien tanta curiosidad le causaba. Parecía estar lejos, a lo alto, pero podía sentir en él todo el calor que le irradiaba, que le recordaba a la cálida compañía de los suyos. Lo miró de nuevo, asombrado, sin apartar la mirada ni un instante. Estaba fuera de sí, sin comprender la magnitud de lo que posaba frente a su presencia.

En medio del carrusel de emociones que ante él se presentaban, de pronto le llegó un golpe de ahogo. Se estaba quedando sin oxígeno. Volvió al fondo del estanque, confundido y aún sin comprender, dirigió la mirada hacia lo alto y lanzó un suspiro.

Poco a poco pudo observar como el disco llameante se oscurecía y parecía perder la intensidad que lo había cautivado. De pronto, un miedo desconsiderado invadió su cuerpo y nadó lo más fuerte que pudo hasta llegar de nuevo a la superficie. Su corazón latía tan deprisa que no pudo notar lo que sucedía. Una onda fría sacudió lado izquierdo dejándolo desconcertado. ¿A dónde había ido aquella sensación de calidez que le había hecho volver a sentirse vivo? ¿Por qué no podía conservar para sí ese sentimiento?

Totalmente descorazonado volvió al fondo de su frío estanque.

Cuando estaba a punto de rendirse, un destello atrapó de nuevo su mirada. A lo lejos, en el fondo del estanque notó un movimiento rápido que se escabulló tan pronto como pudo verlo. Sucedió un par de veces más, hasta que se dio cuenta que a lo alto el disco fulgurante comenzaba a aparecer de nuevo.
Su ánimo volvió a encenderse. Su corazón comenzó a latir de nuevo a toda revolución. Emocionado nadó con alegría hasta la superficie para encontrarse una vez más con aquella fuente de calor. La felicidad no cabía en su pecho. Aleteaba y aleteaba con éxtasis, dando saltos por encima de la superficie. Había recuperado aquel sentimiento que creía perdido. No quedando más duda de haber encontrado su razón de ser, movió su cuerpo hacia la fuente de aquella luz, ignorando que se quedaba sin fuerzas. Su avidez se intensificó y luchó, luchó y luchó.. hasta que su cuerpo totalmente agotado cayó desprovisto de vida. Súbitamente el calor que residía en su cuerpo procedente del exterior, se desvaneció, dejándolo de nuevo a merced de las frías aguas.

Su sueño se había esfumado junto con su alma, al mismo tiempo que un pequeño grupo de peces se acercaba a observar el cascarón vacío de un compañero que no estaría más entre ellos.
Soyjosh06 de noviembre de 2020

1 Recomendaciones

3 Comentarios

  • Regina

    Muy bonita narración,encantador cuento.
    Saludos cordiales.

    07/11/20 05:11

  • Soyjosh

    Gracias por sus comentarios Regina. Saludos.

    08/11/20 01:11

  • Gordis1973

    hermoso cuento

    27/11/20 05:11

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