Eres como un gatito que juega con todas las bolas de lana del mundo.
Primero las miras intentando descubrir por qué lado será más fácil romperla.
Visualizas el ángulo, con esa mirada granujilla.
Y yo, me sé letra por letra lo que pasa por tu cerebro.
Porque me conozco tus gestos.
Desde el primer momento.
Pero te dejo jugar.
Porque también he sido un cachorrito.
Un cachorrito que cree que lo sabe todo.
Hasta lo que quiere.
Pero no sabes nada.
Te limitas a creer y actuar.
Y yo me consumo viendo como de verdad crees que así conseguirás algo bueno.
Y a la vez me río por dentro, porque sé que aún eres idiota.
Que te faltan muchas cosas por aprender.
Y que te va a ser muy difícil ser superior a mí.
Que lo único que hago es callarme y esperar la siguiente.
Con una sonrisa fría y la sangre también, aun que me duela, quiero llegar a todos los extremos.
Por que me gusta ver como se retuerce una persona para demostrar ser lo que no es.
Me divierte ver el límite.
Aún que acabe siendo sádico.
Porque ahí se te conoce de verdad.
Y el papel, tu papel, se rompe en cachitos diminutos.
Y no te das cuenta, y crees que te voy a seguir hasta el fin del mundo.
Pero yo no sigo a nadie.
Solo al que con bondad venera sus valores y no los pisotea para jugar con los demás.
te faltan un par de palos y me aparto por no dártelos yo.
Porque es real que me dolería a mí más que a ti.
Y todas estas cosas no te las digo porque considero que no es necesario.
Porque tú también las aprenderás.
Y entonces entenderás eso de "Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas"
Aun que ahora creas que lo entiendes.
Porque te encontrarás.
Como yo me encontré, aun que a veces me pierda.
Para que me sigas buscando.
O por que simplemente me gusta estar perdida.
Porque lo necesito.
Cuando la realidad es muy dura.
