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Me Sabe Tan Mal que Te Tengas que Ir

Me sabe tan mal que te tengas que marchar un día u otro tarde o temprano lo harás, y me da tanta pena.
Sé que literalmente te estoy echando yo de mi vida, porque soy incapaz de demostrar nada de lo que tengo dentro si no es con una hoja y un papel, el problema es que me estoy enamorando, y jamás lo sabrás.
Soy una cobarde ya lo sé, no me juzguéis por ello, no me juzguéis por tener miedo, no lo hagáis por favor.
Siento como si la cuerda que nos ataba desde el principio se deshilacha, esa cuerda que utilizo para escalar por encima de esa montaña rocosa que es el miedo, me ato la soga que cae desde la cima, fuerte a la cintura y empiezo a subirme en las rocas, agarrándolas con las manitas delicadas y los dedos de alambre, trepo lo más rápido que puedo, me aferro fuerte a pisotear cada roca, cada miedo, me agarro fuerte en ellos, y rompiéndome las uñas con el duro mineral me impulso hacia arriba rozándome las rodillas hasta sangrar, supero el rechazo, supero la soledad, empiezo a subir, a sentirme bien, a sentirme parte de este universo, veo que alcanzo mi éxito apoteósico de llegar a la cima y superar todo lo que me estaba hundiendo en el pozo día tras día pero quieta, noto como la cuerda se me queda enganchada, tiro un poco de ella y la siento poco tensa, noto una punzada en el pecho frunzo el ceño preocupada y mi respiración se acelera miro hacia abajo ¡Joder! Estoy demasiado alta como para caerme ahora, entonces miro hacia arriba, sigo la cuerda con los ojos como platos, con la mirada aterrorizada, voy doblando la cabeza hacia lo alto, hasta que veo el punto donde se encalla, trago saliva noto el corazón en la garganta y una presión horrible en el pecho pero me decido a subir, doy otra vuelta a la soga en mi cintura, recogiéndola en ella, seco el sudor de mi frente con el dorso de la mano y suspiro entrecortada, coloco bien los pies sobre la roca, primero uno, luego otro, al igual que me agarro fuerte con las manos, una.... luego la otra, así hasta llegar al punto donde mi cuerda se atrapa, la tomo firme, con las dos manos observando como está atorada entre dos piedras largas y punzantes, suaves al tacto pero que cortan como el filo de un puñal, las miro asustada, tratando de no hacerme daño, de no hacerme daño con esas rocas que científicamente se llaman "Amor" Muchas veces me había hecho daño con ellas ya sabía como eran, y ni quería acercarme así que tomo la cuerda fuerte e intento sacarla, apretando los dientes, notando como rechinan, enrollo la cuerda en mis manos y tiro bien fuerte quemándome las palmas con ella, no puedo sacarla de ahí y cada vez se está rompiendo más, desfallecida, pensando que ya no hay vuelta atrás, que otra vez me he quedado estancada en la montaña de mis miedos, en un último intento tiro de ella suavemente y la cuerda se acaba de romper.
La cuerda que nos unía se ha roto. Preferiría haberme ahorcado con ella antes que haberla roto, así aún estaríamos unidos. Al estirar pierdo el equilibrio y empiezo a caer hacia abajo de espaldas, tapándome los ojos y llorando decepcionada, apenada, esta vez no de tristeza, esta vez de decepción y creedme que la decepción puede llegar a ser peor que la tristeza, noto mi cuerpo acelerado cayendo al vacío, mi ropa moviéndose a toda pastilla rozando ligeramente mi piel, la hoguera de mi cabello se embravece con el aire del descenso y revolotea por todo el cielo enredándose con las golondrinas, haciendo de mi caída un bello atardecer pintado de rojo y anaranjado, que seguramente estés viendo con otra, un atardecer que me lleva a escalabrarme en ti, en el suelo, a morder el polvo de nuevo, ala cruda realidad, a los pies de mi montaña de miedos cuando ya casi estaba en la cima.
Cuando ya casi lo había conseguido.
¡Vete a la mierda! Grito impotente mientras caigo notando como arden mis ojos y a penas puedo ver nada porque llueve en ellos casi tanto como en el diluvio universal. ¡Vete a la jodida mierda! Grito desgañitada notando como la presión en el pecho desaparece con cada chillido, como mi garganta se resquebraja y mis cuerdas bocales se anudan quedando todo en un grito sordo que enmudece al chocar en seco contra el suelo.
Recesión.
Srtaswallow27 de julio de 2016

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