TusTextos

Carta a Ti…

………., a 14 de febrero de 2022.
Querida...
Hace mucho que no vuelvo a recrearme en tus ojos, esa mirada tan profunda… que sin pestañear parecía invitaba a adentrarme en tu cabeza, en tu pensar, en tu pasado, tu futuro, en estar ahí a mi lado, sin decir nada, esos ojos que me hablaban de todo sin decir una palabra. Luego, bajabas la cabeza, te acercabas a mi frente y sellabas tu mensaje con un beso.

Hoy busqué en el álbum de fotos de mamá, te encontré… y escaparon los suspiros de nostalgia al mirarte; y te escuché, ¡digo si te escuché alta y claramente! Ese canturrear de alegría en el patio, cuando dabas y dabas vueltas a ese barreño de caracoles, dale que te dale, limpiándolos una y otra vez para cocinarlos al poleo, te pedía que me dejaras probar y no querías que me llenara de babas, pero, si tú lo hacías ¿por qué yo no? así que me empeñaba en ello, y de tanto rogarte, a regañadientes, me dejabas intentarlo; pero mis diminutas manos apenas alcanzaban a mover una docena de ellos, era entonces cuando yo pensaba: ¡Qué fuerte es mi abuela!

Y te veo, ¡digo si te veo! recogiendo esas enaguas blancas bajo el sol, mientras tus cabellos de plata segaban cualquier mirada, y esa pequeña sentada en la escalera, que soy yo (ni me reconozco) te admiraba.
¡Anda, de esto igual ya ni te acuerdas! ¡La foto que te hicimos comiendo tu primera hamburguesa! ¡Ay…cómo y cuánto nos reímos! Al principio empezaste a darle vueltas y no la miraste con muy buenos ojos “qué cosa más rara me han hecho para cenar mis nietas” sin embargo luego, te supo a “truchas” (qué foto más alegre es)

Ahora contemplo aquella en la que te quisimos modernizar, pero ¡qué guapísima estás! con tus vaqueros. La historia comenzó porque tus medias siempre te apretaban, para tu circulación esto no iba bien, según tú, calcetines con falda… “eso no era femenino” así que sopesando pros y contras, aceptaste probar y claro, ese momento había que inmortalizarlo, ya que intuimos que pocas veces te los volverías a poner.

Bueno, bueno, y ya lo más, mirándote aquí con Isabel (sí esa, la que no se partió la crisma de milagro con el bidé) recuerdo exactamente que, bajando de la góndola le dijiste: “ni a soñar que me eche, me creo que estoy tan lejos, porque no estoy soñando ¿verdad?” Sinceramente queridísima abuela, no sé si ese viaje lo disfrutaste tú más que nosotras, porque solo ver tu cara en cada uno de estos rincones tan hermosos que pisaron nuestros pies, ya solo eso, fue nuestra infinita felicidad.
Voy a tener que parar de observarte, ya me gustaría seguir haciéndolo por mucho más tiempo, será otro momento el que continúe dejándome mirar por tus ojos, y los míos se vean como tantas veces en los tuyos, otro día te escribiré largo y tendido.
Ahora voy a salir al jardín para oler tus claveles y geranios, a sentir lo que también tanto te gustaba, los colores, la alegría, el olor a tierra, a vida, porque ellos también me hablan de ti. Con todo el amor del mundo, un achuchón muy fuerte y mil besos,

Tu nieta (SurCádiz)
Surcadiz14 de febrero de 2022

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