amor reflexion determinacion poesia en prosa

Ya Estamos En Guerra

Mi amor y yo entramos en guerra. Sí, señor ya no lo acepto más. Trate de razonar, fue en vano; trate de reflexionar y me ha gritado, quién ha visto cosa igual, yo lo traje al mundo y ya caso no me hace más. Lo he sentado de castigo a ver si aprende a respetar; quiere constantemente mandar en mi pensar, tener una imagen suya sin importar lo que pueda acarrear, que sobre mis hombros va a pesar un daño en casa cuando no atiendo a mamá o papá; despierta! me dicen, pero es él quien no quiere despertar. Me ciega constantemente, pero esto está, que no da más.
Le explico: él lejos está en distancia y pensamiento, que si pesa más. Que va me dice: ya no recuerdas más aquellos lindos momentos que ni un mes atrás da? Me río irónicamente, a ver mijito, que ya no te dan más, que para ti el presupuesto ha cerrado ya. Ahhh, es por eso, por dinero, qué me quieres castigar? No has entendido corazón, estúpido te has vuelto ya? Escucha atento esto que te voy a explicar: qué admiras, qué te propones, qué asientes si ni razón te dan, qué chiste compartes para reír sin descansar, qué tristeza has de escuchar para tu pecho entregar o impulso de optimismo dar, hacia dónde miras? Hacia atrás? Ah no, ese es grave problema en ti ya, del pasado experiencia al presente traerás, ya no mas construir historias que no vendrán, me escuchas bien? Si encuentras qué admirar, cuando te propongas por su camino andar (si aceptasen tu mano dar), cuando razón de nuevo tengas al hablar, cuando rías de sus chistes sin parar, cuando tu pecho u optimismo puedas entregar entonces, solo entonces volveremos de nuevo a hablar para saber a quién amando estás; cuando hacia delante mires y por el camino él esperando para estrecharte esté, ya no te daré la ironía ni llamaré estupidez tu insensatez. Mas Ahora la guerra te declaré, basta de paz absurda para pasar por alto mis llamados; no por dinero te alejé esta vez de la locura extrema que no fruto dará esta vez. Fue por amor propio, que la mente dictó que te quedes quieto en tu sitio y escuches sin altivez que a otra mujer él ama otra vez.