Mi corazón estaba pocho.
No tenia un siete, que era un ocho.
Al zapatero lo llevé y me hizo un remiendo muy tocho,
pero un agujero me quedó
por el que perdía lo que creía imperdible:
El preciado...
¡Hola! Somos una comunidad de escritores aficionados. Nos reunimos aquí a mostrar y comentar nuestros textos. Descubrimos nuevas historias y nuevos amigos cada día. → Únete para participar