Al cabo le aceptó el paisaje en que llevaba ya unos días yaciendo. Le pareció vano inventarse un
motivo para intentar seguir viviendo y gobernar el cadáver infecto en que se había convertido su
cuerpo...
En su azul profundo de marea, por su boca oscura de jazz, una nube pasajera.
Con su polvo celeste de amar, carne blanca de estrellas, triste blues sideral.
Con su t...
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