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Tu Penumbra y la Mía (parte 1)


No podía ver nada a causa de la oscuridad. Avanzaba con las manos estiradas hacia delante intentando palpar algo, mis pisadas hacían eco en la fría atmósfera. Cada paso que daba iba cargado de melancolía y culpa, sentía el peso de mis acciones cayendo en forma de lágrimas por mi cara.

Seguí caminando por un buen rato, ni siquiera sabía si el camino por el que iba era el correcto. Solo tenía en mi mente el avanzar y enfrentar lo que sea que hayan dispuesto para mi. Diez minutos, no, quince ¿o acaso fueron veinte? Ni idea cuanto llevo andando, la oscuridad y la tristeza que me embargaba hacían que todo fuera tan difuso. Sin darme cuenta mis manos toparon con algo duro y áspero, me quedé paralizado por la indecisión y el miedo.

El sentido común me decía que no tenía otra opción más que continuar, la oscuridad me estaba jugando en contra y me latían los ojos. Respiré hondo y le di un leve empujón a la superficie áspera. Al cabo de unos segundos comenzó a resquebrajarse y unos rayos de luz me encandilaron, un viento frío pasaba a través de las fisuras, cuando el aire se puso en contacto con mi cara sentí un escalofrío por la sensación de las lágrimas secas en mi piel. Sinceramente no tengo idea de cuando dejé de llorar ni cuando comencé a hacerlo, solo tenía clara las razones de mi llanto. Luchaba por no traer a mi mente esos recuerdos que producían tristeza.

Cuando la pared de granito se terminó de derrumbar, di un paso hacia fuera y me enjugué los ojos con el antebrazo. Lo primero que noté fue que a unos veinte pasos de distancia había otra pared rocosa. Me acerqué lentamente y cuando estaba a solo unos centímetros de distancia escuché un sonido, alguien estaba detrás de esa pared y al parecer también intentaba salir. Retrocedí lentamente y cuando la pared se derrumbó una figura delgada cayó junto a los guijarros sueltos.
Era solo una niña, no tenía más de doce años. Su blanca y delicada piel estaba toda sucia y magullada, probablemente debido a las muchas caídas que tuvo camino a la pared. La ropa que vestía era igual a la mía, de color gris y con un número bordado en la manga izquierda. Estaba toda harapienta y verla provocaba una lástima inexplicable.

Por alguna razón me senté y esperé a que ella despertara, solo me dejé llevar. Me daba lo mismo lo que haya hecho antes de llegar aquí, me daba lo mismo si era una basura como yo o algo por el estilo, después de todo compartíamos un mismo lugar en el mundo.

Esperé y esperé. Intentaba no pensar en nada mientras pasaba el rato, los ojos me pesaban y de a poco caí víctima de un cansancio enorme. Me eché como pude en el suelo y usé mis brazos como almohada, cuando estuve cómodo y puse más atención en mi cuerpo sentí como me dolía cada parte de él. Apagué mi mente y me dejé llevar por el flujo del sueño.

Abro pausadamente los ojos y siento la comodidad de nuestra cama. El ambiente es relajante y estoy despreocupado. Huele a aceite de masajes, su favorito. Miro hacia el lado y veo su cara, está durmiendo plácidamente. Su respiración es profunda y pausada. En la habitación adyacente escucho unos pequeños ronquidos. Ellas dos son mi mundo, mi todo, por ellas y por nadie más me arriesgo día a día. Estiro mi mano cuidadosamente hacia el velador, abro el primer cajón y por miedo a despertarla espero un poco. Minuciosamente saco un frasquito, lo acerco a mi oreja y lo agito. El ruido que hace me indica que queda solo uno, abro el frasco con cuidado y miro adentro.

Una criatura similar a una garrapata se mueve adentro del frasco. La pongo en la palma de mi mano y cuando estoy a punto de echármela a la boca alguien aprieta firmemente mi muñeca. No sé cuando habrá despertado pero su mirada indica que estuvo pendiente de lo que hacía hace mucho rato. Sé lo que va a decirme y como actuará, en parte tiene razón, yo solo debería dedicarme a vender el producto y no consumirlo, pero de vez en cuando no me hace mal, ni tampoco adicto como ella cree. Antes de que comenzara a sermonearme, con un hábil movimiento de dedos lanzo la cosa a mi boca. Siento como entra y lo mastico, un líquido extremadamente ácido se expande por mi lengua, el sabor fuerte indica que es de muy buena calidad.

Ella comienza a llorar y decirme que algún día perderé el control de esto y caeremos todos por mi culpa. Mientras la escucho comienza el efecto, siento que puedo romper un ladrillo con solo apretarlo, soy un genio, todo está a mi alcance, no necesito nada más en este mundo que mi mente y mis habilidades. En un momento ella me da una cachetada, me despabila un poco pero ya estoy en otro universo.

Es la primera vez que ella llega a esos límites, me da un poco de rabia que lo haya hecho. Yo me sacrifico y arriesgo para que llevemos la vida que tenemos, con lujos y sin preocupaciones ¿Y ella se molesta porque tomo una dosis de vez en cuando? La rabia comienza a crecer pero intento controlarla, golpeo la pared. Veo su cara y lo único que distingo en ella es miedo, intento controlarme pero es difícil tan solo el hecho de pensar. Veo como se dirige a la puerta y la cierra, no entiendo el porqué. Estoy diciendo cosas, no puedo oírme ni yo mismo, no sé de lo que hablo pero ella solo asiente y hace gestos para que me calle y me calme.

Doy un pestañeo, siento que pasan años. Abro los ojos y… NO. Esto no puede estar pasando. Mis manos alrededor de su cuello, ella no grita ni se mueve, solo babea y tiene una mirada muerta. Comienzo a llorar pero ni aun así mi furia se calma, lanzo a mi propia mujer lejos y de una patada derribo la puerta. Lloro con más ganas, no me puedo controlar, solo soy un espectador de mis propias acciones. Siento como la fuerza fluye por mis venas, es tanta que podría explotar acá mismo. Sé adónde me dirijo y la sola idea hace que quiera morir en este instante.

Ni con todo el alboroto se logró despertar. Sigue ahí abrazando a ese pequeño cachorro que yo mismo le regalé. Mil pensamientos atraviesan mi mente en estos momentos pero van tan rápido que solo alcanzo a distinguir unos cuantos. Rabia, desprecio ¿Por qué si me esforcé tanto en mantenerlas así me pagan de esta manera? Grito, doy manotazos al aire y maldigo a todos. Doy otro pestañeo, siento un mar de lágrimas corriendo por mis mejillas pero aun así siento que debo hacer esto.
Cuando abro los ojos me siento cansadísimo, como si fuera un anciano ¿Y si todo fue un mal sueño? Miro mi mano y en ella sostengo una oreja de perro desmembrada, en la otra…en la otra…una oreja, pero esta vez no es de un animal. Cierro los ojos con una fuerza excesiva y lloro como nunca antes.

Sin abrir los ojos salgo corriendo de la casa, no quiero ver nada, NADA. Llego afuera y la gente me mira como si fuese uno de "ellos". Tengo ganas de gritar, de mandar todo a la mierda. Una señora de edad me apunta y la gente de alrededor sale corriendo. No me digas que… me miro las manos y la evidencia está más que clara.

Solo quiero morir pero no tengo ni siquiera la valentía para hacer eso yo mismo. Espero ahí en ese lugar, de rodillas en el suelo, llorando. Y de pronto llegan ellos. Bajan del vehículo y sin preguntarme nada me lanzan adentro del retén.

Abro los ojos nuevamente, ahora en realidad los abro, sé que esto no es un recuerdo. Y entonces… todo mi pasado vuelve a la carga. Llega como certeros disparos a mi cabeza. Estoy llorando, ya perdí la cuenta de cuantas veces he sollozado gracias a esto. Me levanto y me estiro, el dolor de mi cuerpo se ha disipado casi por completo.

Veo una delgada y pequeña figura caminando hacia mi. Detente, le digo casi en un susurro de voz. Mirándola bien me fijo que si mi hija estuviera viva sería como ella. Detente, le grito con fuerza. Ella se queda paralizada por el grito, quizás fui muy brusco.

Un bozal, esa chiquilla trae un bozal puesto. Le miro las manos y entonces me quedo estupefacto. Manos venosas y largos dedos, ese bozal ajustado a su boca y ojos con grandes pupilas. Ella es uno de esos, me sorprende lo inhumana que es nuestra ley. Mezclan a una menor con un asesino y traficante, probablemente solo por lo que es. Aunque claro, yo soy el menos indicado para hablar de inhumanos.

Cada vez que ella daba un paso hacia mi yo retrocedía. Al parecer no entendía en qué situación estábamos, de pronto paró e hizo como si se limpiara una lágrima. Yo la imité y no pude evitar el regalarle una sonrisa. Respiré profundo y me calmé. Dibujé una raya en el suelo y le hice señales de que no la pasara.

En realidad, a diferencia de la mayoría de la población yo no tenía problemas con la gente como ella. Eran discriminados y obligados a vivir apartados de la sociedad, cuando se les veía en sectores urbanos eran cazados y entregados a las fuerzas de la ley. Había propaganda contra ellos en todos lados, siempre se les describía como animales sin escrúpulos y cosas parecidas ¿La razón? Muy simple, eran más inteligentes, tenían un metabolismo único y además se alimentaban de casi todo. Nuestro gobierno los miraba de mala manera y los describía como peligrosos, aunque en realidad la gente les temía solo por ignorancia. La gente vieja siempre decía que se alimentaban de carne humana y robaban el ganado a los granjeros, aunque eso no está comprobado. De generación en generación se ha traspasado un miedo irracional.

Por ahora se veía calmada. Se sentó a un espacio prudente de la línea mientras se sacudía la tierra y limpiaba el polvo de los zapatos. Yo hice lo mismo sin quitarle la vista de encima, no quería tener contacto con ella. Si eso llegara a pasar yo… no sé como reaccionaría mi mente. Después de ese día vivo atormentado por mi pasado. Merezco todo lo que me ha sucedido desde aquel evento. La cárcel, los malos tratos, la vida misma junto a mi conciencia se han encargado de demostrar la basura que soy. Gente como yo termina en situaciones como esta, la cosa es ¿Qué hizo alguien como ella?

Mientras pienso caigo realmente en cuenta de la situación en la que estamos. Solo recuerdo llegar caminando a través de una especie de túnel, el romper la pared de granito y lo que ha pasado hasta el momento. Tengo claro también el por qué estoy acá y los actos que me condenaron. Lo que no recuerdo muy bien es donde me tenían antes de que pasara todo esto, pero por la sensación que tengo sé que mi estadía ahí fue horrible. El pensar en esto no es para nada rentable, salgo ganando más preguntas y menos respuestas, además que cada vez parece más raro el hecho de que me manden acá con una niña. Si esto es un castigo-y es muy probable que lo sea-o algo por el estilo dudo mucho que ella iguale mis cargos.

Veo que termina de quitarse el polvo de encima y comienza a acercarse con precaución. Doy un salto hacia atrás y le digo firmemente que pare, me mira perpleja, sus ojos comienzan a ponerse vidriosos, aprieta los puños y exhala aire con fuerza.
-¿Es…por…esto? -Me dice mientras muestra con un gesto exagerado sus manos. Ya entiendo, ella cree que le tengo repulsión por haberla reconocido como una de "ellos". No tiene ni idea de lo complicado que es esto para mí. Intento pensar con sumo cuidado lo que diré a continuación, aunque no puedo pensar bien en un momento como este. Abro mi boca y ni yo mismo sé con certeza qué diré.

-Yo...no. No es eso, es solo que…tú no debes acercarte a mi. No soy para nada alguien con quien debas…relacionarte de alguna forma.

Cuando terminé de decir eso ella tenía tres dedos levantados. Con la otra mano dio unos golpecitos en su bozal y se acercó con energía, no pude ni reaccionar. Cuando la tuve cerca me sentí como un imbécil, en todo este rato ella solo ha hecho señas, y cuando habló lo hizo de forma entrecortada, nunca se me ocurrió pensar en la razón de ese bozal o si le molestaba. Comprendí entonces que si dejaba de lado solo por un pequeño momento mis recuerdos y traumas, podría ayudar a esta persona.

Me tardé al menos media hora en sacarle el bozal. Tenía un sistema de seguridad algo complicado, pero con algunos trucos y forcejeos cedió. Cuando logré quitárselo ella respiraba con dificultad y daba resoplidos angustiosos. Examiné el bozal y estaba claramente hecho para hacer daño y hostigar, cuando examiné sus labios estaban llenos de costras y pequeñas heridas. Ahora entiendo aún mejor la razón de su desmayo, es casi imposible moverse y respirar cómodamente con esto puesto.

Me colgué el aparato en el hombro, nunca se sabe cuando algo puede servir, más en condiciones como esta. Ella me volvió a mostrar tres dedos, la miré inquisitivamente y le pregunté qué significaban.
-Madre había robado tres cosas, solamente era comida -Me dijo mientras se cepillaba el pelo con las manos-. La vida para nosotros es difícil, y ese mes no había casi nada para comer. Cada vez que encontrábamos comida ella fingía dolor de estómago y terminaba comiéndome lo poco que pillábamos.

-Era lamentable el como vivíamos pero nos manteníamos bien, ella me enseñó lo que pudo y yo me sentía segura al lado de mi madre -Mientras más hablaba más adulta me parecía, la vida que llevó probablemente la había obligado a madurar-.
-Cierto día llegó con una gran sonrisa, yo la miré y entendí rápidamente el por qué. Traía comida de la buena en sus manos, comida de la que ustedes prueban en la ciudad. No le pregunté de adonde la había sacado ni como. Ella se me acercó y me llenó de caricias, me dijo al borde de las lágrimas que ese día por fin podría darme algo decente. Yo la abracé y ella comenzó a abrir los tres tarros que traía. Devoramos juntas la comida en lata que trajo, era lo más delicioso que había probado hasta el momento. Recuerdo haber deseado que todos los días fueran como ese -Antes de seguir hablando vi como una lágrima le comenzaba a caer lentamente-.

-Nunca nadie de nuestro sector se enteró de lo que pasaría. Madre siempre decía que no me acercara a la gente de la ciudad, aunque en verdad casi nadie se acercaba a nuestro territorio. Yo siempre tuve curiosidad de los humanos como tú, pero desde ese día…desearía nunca haber conocido a alguno. Cuando terminamos de comer…Ellos llegaron, derribaron la puerta y todo pasó demasiado rápido -Al momento en que ella dijo eso me sentí peor que nunca, la gente sabía en las paupérrimas condiciones que vivían y aun así estaban los que no hacían nada y los que apoyaban esto. Yo era de los que vivían en su propio mundo y por eso me sentí demasiado tocado con su relato.

-Ellos llegaron, estaban completamente armados y protegidos. Decían a cada rato que venían en nombre de la purga. Por todos lados escuchaba solo gemidos y gritos de dolor, el sonido de puertas rompiéndose y balazos…

El resto de su relato hizo que se me pararan los pelos. Contó como tres guardias golpearon a su madre por intentar protegerla, y cuando lograron arrebatársela de las manos continuaron golpeándola hasta dejarla inconsciente. Al salir quemaron la casa con su madre adentro y le hicieron ver como ardía completamente lo que era su comunidad. Luego de todo eso la llevaron directamente a un centro de detención, sin juicio ni defensa, y le impusieron cargos por robo y un montón de cosas más que no recuerda. Así fue como llegó a la cárcel y luego de un mes de estadía fue enviada aquí conmigo.

La razón del bozal era que se había defendido a mordiscos contra los guardias, como castigo la obligaron a llevar eso puesto la mayoría del tiempo. Sin otro método de defensa tuvo que apañárselas con lo que pudo para evitar los abusos, aun así hay cosas que no me quedan claras. Le preguntaría como era la cárcel y si recuerda más cosas que yo, pero eso sería escarbar en sus recuerdos más dolorosos y no pondré mi curiosidad ante su voluntad.

Lo que si es necesario dejar aclarado es el punto más importante para mi hasta ahora, y el que me tiene más acomplejado. No he podido llegar a la respuesta yo mismo así que no me queda más remedio que preguntarle a la persona indicada.
-¿Por qué confiaste en mi tan rápido sin saber como soy? Según lo que me dijiste nunca más podrías confiar en un humano. Además…

-Tú no eres uno de ellos –me espetó antes de que pudiera terminar mi frase-. Tu mirada, tus reacciones, eres como un niño adolorido por algo. No veo agresividad ni odio en tu mirada. Debes estar realmente arrepentido por algo.
Qué intuición. Esta situación se está poniendo tan rara que ya no sé como reaccionar. Además si dice cosas como esa ¿por qué antes reaccionó mal ante mi sorpresa por verla? El mostrarme sus manos de manera exagerada y hablarme a través del bozal…
-Antes te estaba probando –Me dijo, como si leyera mi mente-. Te preocupaste por mi en vez de ignorarme o intentar aprovecharte. Cuando desperté de mi desmayo y te vi ahí parado sin hacer nada supe que no tenías intención de hacerme daño. Ese fue un primer indicio de tu personalidad, luego me di cuenta que al despertar me reconociste como una vomisá, pero solo reconocí perplejidad y no un sentimiento de repulsión en ti.
Es increíble la frialdad de su mente para poder pensar de esa manera en momentos como este. Yo me siento completamente bloqueado, en esta situación siento que solo me puedo dignar a escucharla y luego pensar en algo.
-¿Sabes..? –Me dijo en un tono raramente alegre mientras sonreía-. Cuando yo crucé el muro de rocas, lo hice con mi último aliento. Sabía que alguien estaba detrás de esa pared, y tenía dos opciones: Morir sofocada en ese túnel o arriesgarme y cruzarlo. La verdad es que prefería morir antes de cruzar el muro y caer desmayada a merced de un desconocido pero…
-Pero en el momento en que estabas a punto de perecer, tu cuerpo optó por seguir con vida a pesar de la situación –la interrumpí, yo sabía lo que era eso ¡¿Cuantas veces he deseado morir por lo que hice?! Pero aun así me mantuve con vida, y aquí estoy-.

Ella asintió lentamente, su mirada estaba llena de calma y sufrimiento. Y por segunda vez me pareció ver realmente una niña y no una persona madura en un cuerpo joven. La primera vez fue cuando la vi desmayada encima de las rocas, vi una niña hasta que comenzó a interactuar conmigo. Y ahora que terminó su relato, nuevamente la veía como un ser vulnerable, alguien a quien se debe proteger.

-¿No sientes tu cuerpo algo raro? Hace un rato siento una leve presión en mi pecho y el cuerpo adolorido, pero la sensación va disminuyendo con el tiempo –me dijo mientras se estiraba-. Siento que… nos hicieron algo.
-Si, yo también me siento raro hace un buen tiempo. Pero creo que va siendo hora de que nos movamos de este sitio, de alguna forma deberíamos poder…

(Felicitaciones, felicitaciones. Han logrado sobreponerse a los efectos ¡Incluso se han hecho amigos! Será mejor que sigan así por el resto del camino. No necesitan saber quien soy, pero deben saber que yo sé todo sobre ustedes dos. Les recomiendo estar atentos, pues no repetiré esto…)

Una voz habla de la nada, resuena por todo el lugar. Por su tono debe ser alguien mayor, pero quizás está distorsionada. Nos quedamos congelados ante esta súbita aparición, intento captar la fuente del sonido, pero este lugar está casi completamente a oscuras y el eco que genera el ruido hace imposible la tarea. Nos miramos al mismo tiempo, el nerviosismo es compartido al parecer, nos quedamos mudos escuchando lo que tienen que decirnos.
Troodont01 de junio de 2016

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