Criando hijos de sol a sol.
Vistiendo las aceras con pasos cansados.
Su vida avanza pero sin ella.

Dónde está el asiento para este billete solo de ida , hacia el horizonte de sus sueños inacabados
Piel de hojalata, jardín sin flores, penas al viento que esconden sueños, esos que soñaba cuando pensaba que la vida ahí fuera aún la esperaba.
Y ahora de vuelta a casa, mezcla sus sueños con ajo y sal, frota la mancha que no se va, que le recuerda que hubo días en los que soñaba con volar, con escapar de la rutina que le arrastra a la soledad.
Vendrán días mejores ya lo verás. Él te pasará a buscar. Sonríes mientras tiendes la ropa al sol y por la ventana se escapa otro suspiro que lleva consigo un grito desgarrador, que no se oye pero que inunda, el mundo entero con su dolor.
Y en la cola del paro escuchas, que la crisis ya pasará, y tú piensas menuda historia, a mí la crisis qué más me da. Las penas no entienden ni de manjares ni de champagne para brindar. Yo solo quiero un jardín de besos, con muchas flores para cortar, para adornar mi pelo platino, que en su mano se enredará. Con rosas que arañen mi soledad, y margaritas para hacer lindas coronas en un reino de felicidad. Y si el invierno viene frío, con un abrazo se pasará, y no harán falta hogueras para el alma calentar, solo habrá besos con los que abrigar, las manos frías y solitarias, y el invierno se detendrá.
Malditos sueños, malditos días, en los que jugabas a imaginar, qué habría sido de ti en otro cuerpo, en otro sitio en cualquier lugar. Lejos del hambre de cumplir sueños, lejos del día que ya va a pasar.
Por qué no miras hacia adelante y comienzas a disfrutar, del regalo que es estar viva, con unos hijos a los que criar. Bendita tú entre las mujeres, que no conocen la soledad. Sal a la calle y baila descalza, que la vida es para gozar. Espanta miedos y aparta ogros que te impiden avanzar, hacia el futuro que es ahora mismo, no dejes nunca, nunca dejes de jugar. Brinda con zumo, come bizcochos, y deja las migas por el camino, no siendo que un día, olvides cómo regresar, a tu guarida a tu refugio, a tus hijos a tu hogar.

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