¡Dulce soplo de mar que recorre mis mejillas y despunta por mi pecho, y se posa en mi vientre terminando por aterrizar en mis tobillos, donde permanece quieto, inmóvil, con miedo a caerse y desprenderse para siempre de mi piel, que exhala gotas de amor y suspiros agónicos que reclaman con urgencia tus labios junto a los míos !