Mi alma temblaba..., todo era nuevo para mí, empezando por el amor. Y ahora, a la luz de las velas, con tu mirada diciéndome te quiero, con tus manos despertando mis instintos escondidos el miedo a lo desconocido y a la vez deseado, me hacía sentir un frío cálido que recorría todo mi cuerpo. Insegura, perdiéndome en tus ojos, deposité mis caricias suavemente sobre el calor de la parte inferior de tu vientre. Tus besos como colchón y tus manos como edredón se encargaron del resto. Cerré los ojos y temblando aún, guardé este momento en mi corazón para siempre.