TusTextos

Al Borde de la Locura.

Y sin nombrar las veces que espíe por arriba del hombro, me di vuelta por completo para recordar otra vez.
Y volvió el dolor, volvío la historia que tanto costaba soltar y superar.

Y grite.

Una vez más, corrí a sus brazos para llenarme de una felicidad que ya no teníamos, bese esas mejillas que ya no tenían tacto y lloré con tantas fuerza que creí estallar. Pero esa era la cuestión, jamás tenía tope, sufría sin parar, todo el tiempo y esto, esto era el Estúpido y hermoso amor. Saber que Amarlo, era lo único que me quedaba. ¡Porque ya no estaba! ¡Ya no estaba!
Hable tantas veces conmigo misma, seguí las voces de mi interior y en todas, encontré su Voz. Su rostro de todas formas, enojado, muerto de risa, lleno de hormonas y... Feliz. ¡Feliz! Recordaba como sus comisuras se ensanchaban lentamente al cruzarse con mis ojos, las veces que su boca se pegaba a mi frente y el corazon nos estallaba. Esa felicidad real, cuando mis manos se enrredaban con las suyas, mi boca rosaba sus labios y brazos. ¡Cuando mi mundo era el! Cuando yo fui su mundo en algún tiempo, y cuando eramos, cuando sólo eramos el y yo.
¿Como superar? ¿Como sacar todo este dolor? (¿Sin vos?)
Y volví a gritar. Sin soltarlo, sin poder soltar y estando conciente que había realidad, y no era justamente esa.

Esta era la realidad: El allá, yo acá.
El allá con el corazon roto, yo acá sin corazón.
El allá, con el corazon roto y volviendo a empezar.
Yo acá, sin corazón , llorando por los rincones, aprovechando cada segundo de encontrarlo y...
Y...

Me solté. Me soltó.
Nos miramos.
¡Fue lo más Estúpido del amor!
Haberme entregado, haber dado todo cuando el no sabia perdonar. Pero yo estaba acá y el no.
Como una disco rallado, repetí lo que me atormentaba por las noches y durante el día. No tenía descanso, no había un lugar para mi en este asqueroso mundo sin aceptar que tendría que vivír sin el, y cerrar las puertas de un corazón destrozado. Ya no quería amar, ya no quería vivir, ya no quería nada. ¡Solo estar en sus malditos brazos! Nada más.
Pero eso era otra realidad: jamás volvería.
(Jamás.)

Me vi hablando conmigo misma y el pasado de nuevo. Parpadee varias veces, volviendo y me vi frente al espejo... Las ojeras me hundían los ojos, la tez se volvía cada vez más pálida y los huesos se me iban pegando a la piel. (Eras vos). Mi cuerpo se iba enfermando cada vez más, y era por una pérdida que no podía superar... Y comprendí que si realmente estaba enloqueciendo, comenzaba a darlo por sentado, porque otra despedida no podría superar. No de nuevo.

Realidad, presente: Jamás volvería a amar. (NI MUCHO MENOS OLVIDAR. OLVIDARTE)
Universo23 de mayo de 2016

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