TusTextos

El Invierno Llegó.

Había llegado la época donde derrochaba la tristeza por todas partes. Donde el cielo por las tardes era naranja y el sol era la única salvación de los días. Pero la noche... La noche era la soledad pura. Vacía y tan fría...
Y acá estaba yo, sentada frente al banco donde esa noche vi sus ojos por primera vez y donde también los perdí.
Mi vida jamás se basó en los demás, jamás dependi de nadie, ni siquiera de mi. Pero esa noche, esta noche dependía de otra persona y justamente no era yo. Y... En aquel parque encantado, lo vi. Ese mismo día, esa misma hora... Allí estaba. El corazón no estaba enterado de lo iba a pasarle, nadie podría saber lo que pasaría jamás pero ese día... Ese día me hubiera encantado saberlo.
Y yo no estaría acá.
El no hubiera estado jamás.

Desperté.
Con lágrimas en los ojos una vez más.
Un día más, una semana más, un mes mas del que no soportaba pasar más. Justamente más, más era lo que me estaba destrozando y lo único que quería era... Paz.
Esa que me trasmitía aquellos ojos verdes Lima... Pero también sabía que eso había sido mi pasado. Intentaba salir de el y no lo conseguía.

Sali al mundo después de una ducha bastante caliente, casi hirviendo para recordarme que estaba viva y una merienda de café acompañada de tostadas bastante secas para mi gusto. Así era mi vida, tan simple como aburrida. Vivir, debajo del invierno y totalmente sola... Viviendo.
Con un agujero en medio del pecho,un corazón medio muerto y los ojos hundidos de ver. Ya no querían seguir viendo más nada, solo ocultarse en la plena oscuridad de mi habitación o incluso escabullirse en algún que otro sueño irreal. Nada más.

Podía jurar que volver me destrozaba tanto como me armaba. Armaba mi amor por el, armaba un corazón que una vez tuve y fue entregado como prueba de amor único . Pero el no estaba consciente de que aún era así, lo amaba con la poca vida que me quedaba y seguía... Siendo mi único y gran amor.
Pero no importaba. Nada de eso ya importaba... A él no le importaba.

Me trague las lágrimas y seguí, intentado pensar que algún día... No vería más. Que los recuerdos no volverían jamás y yo... Yo podría ser feliz de nuevo. Deseaba tanto ser feliz una vez más, que hasta anhelaba la sensación que sufría el cuerpo al sentirse bien. Y ese era mi problema, yo no estaba bien, ¿Como iba a estarlo? Si la persona que mas amaba, la persona que le había había entregado mi vida y corazón, ya no estaba... ¿Como?

Volví a la realidad en cuanto escuche el ruido de la cuidad, tan triste y vacía. Vacía como mi alma y mi vida.
Camine de regreso a casa haciendo caso omiso a nuestras voces por la espalda y pase el parque encantado con tanta prisa que temí desmayarme. La cabeza me daba vueltas, la vida me daba tantas vueltas, tantos golpes por todo el cuerpo que dolía hasta respirar. No había pedido amar de esta manera, jamás creí llegar tan lejos, jamás creí que amar era esto. Y... ¿Que sería superar? ¿Volver a empezar? ¿Como? Pedí clemencia a un cielo tan negro como un cuervo, para no volver jamás.
¡JAMAS!

Pero sabía que eso... Tampoco pasaría.
Universo09 de junio de 2016

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