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Comenzaremos de Nuevo

"Todavía no está despejada la tormenta....el otoño ha comenzado, hace frío...."
Al casarme renuncie a todos mis proyectos y sueños; me subí a mi nave capitana y emprendí el viaje a alta mar. Dedicarme a realizarme como madre y esposa, era mi destino final, puerto seguro.
Participaba de las cooperadoras de las escuelas, clubes, ayudaba y me relacionaba. Era una forma de estar cerca de mis sueños.
Veía en mi semejante su belleza interior, la maldad nunca la percibía -sería por que yo no soy así-. Hacer el mal, sembrar discordia, eran defectos que jamás habitaron en mí.
No hacia el mal -¿por qué alguien me lo causaría a mí?.
Pero , sí, hubo alguien que me lo causó, inesperado.
Mi alma sufrío el peor de las muertes, naufrago.
Una oleada de agua salada hirviente derritió mi alma, la furia y venganza se apoderó de todo mi ser.
La mujer llena de vida, de dar todo su ser por el otro , se fundió junto a su alma, ahogandose en ese océano oscuro, salado....
Poco a poco me fui reprimiendo en mi interior, ya no cabía el sentido de la vida, el daño fue tan profundo, mi nave partida en dos, por el más fuerte de los huracanes, comenzaba a hundirse.
Aferrada al timón, busqué con ojos llenos de dolor, hasta sentir la locura, esa estrella guía.
A mis pies un horrible remolino comenzaba a hundir, por el medio , mi nave capitana.
Dejarme tragar por aquel inmenso océano de dolor y amargura, dependía sólo de mí.
Levanté una plegaria a Dios, suplicando me dejé ver la claridad de la noche, que dispersara esta terrible tormenta.
Él había puesto semejante tempestad en mi camino.
Pero yo era la única que debía buscar la forma y la razón de salir a flote o dejarme arrastrar por esa pendiente, donde mi nave comenzaba a hundirse.
Reconozco que la ansiedad ocupó gran parte de mi ser, a partir del dolor, provocado por el hombre al que amaba con todo mi ser; confiaba en él. Era mi brújula.
No podía aceptar la realidad, era un mal sueño.
¿Que lo llevo a dar tan mal timonazo.? Desviar el rumbo.
Su brújula, mi brújula, por algún motivo comenzó a andar mal. Se rompío.
Sin su brújula, mi ser no encontraba cuál era el objetivo de vivir.
Mi rumbo esta perdido.
La tristeza poco a poco comenzó a instalarse , mi mente vagaba de un espacio vació a otro lleno de dolor.
¿¡Tan grande fue el golpe?!
Después de estar sumergida en la bruma espesa, mis manos entumecidas de dolor y frío, aferradas aun al timón de mi nave capitana, la suave llovizna acaricia mi rostro.
La soledad y esa rara sensación de la falta de tí, eran sentimientos nuevos para mí.
Me dolía, noche sin brújula, ¿donde estabas tú?.
Naufragio sin amparo, buscando a ciegas la estrella guía.
Cierro los ojos para dejarme morir. El sentido racional dejaba mi ser, el dolor era más fuerte.
Pero, en ese mismo momento , donde, comenzaba a dejar fluir mi alma, para que sea tragada por ese remolino que estaba a mis pies, el cielo dislumbró un destello de luz, la llovizna ahora era una suave brisa de mar; los recuerdos afloraron como torrentes de agua dulce en medio de ese océano salado.
Las miradas de mis hijos, los momentos felices, el amor sincero.
Había hecho de ellos unas buenas personas, eran adultos responsables y respetuosos, amantes de la vida.
No había fracasado del todo.
Me encontré más serena y agradecí a Dios.
No todo estaba perdido, parte de mi corazón sangraba el yugo amargo de la traición, pero la otra parte desbordaba de felicidad, mis hijos eran felices , unidos.....
Comprendí que la vida no se nos da hecha y acabada como vestido nuevo, que sólo hay que ponerselo, y salir a vivirla y disfrutarla; sino que tenemos que hacerla nosotros mismos.
Los malos momentos nos hacen crecer y los buenos nos reafirnan en el buen camino transitado.
Sola, en medio de la tempestad, que comenzaba a dispesarse, sumergida en mis recuerdos, veo que el odio también había comenzado a corroer los maderos de mi naufragio.
Me dolia sufrir en silencio.
Recogí los trozos, encontré unos cuadernos, libros de navegación, y comencé a escribir un diario nuevo, ¿el del naufragio?.....
Al ir anotando todos los momentos vividos antes y durante la tormenta. Mi alma experimentó una leve sensación de relajación.
Me aferré al timón, levanté la vista y allí entre nubarrones, que comenzaban a desaparecer, percibí en el horizonte una tibia y leve lucecita, mi estrella guía , a los lejos me señalaba el rumbo a puerto seguro.
Mi alma , junto a esa mujer que se había esfumado la noche de aquella tempestad, que casi hundió mi barca, había comenzado a energer de las aguas saladas de ese inmenso océano que me quizo devorar.
Llegué al puerto con mis trozos del naufragio, amanece....
Él esta junto a mí, su brújula en sus manos, los trozos de su naufragio junto a los míos.....
La estrella guía nos ilumina....
Comenzaremos de nuevo.......?
Viviana21 de febrero de 2008

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