Vuelan como pájaros de barro por un mundo frío, en el que las almas vagan perdidas, solitarias en un clima hostil, a veces nauseabundo. En las aceras sombrías relucen las últimas gotas de las nubes grises del pasado, que dejan sus lágrimas por la niñez perdida. Es triste caminar descalzo y sin rumbo, cuando el mar se distingue a lo lejos y la luna huye de nosotros, como si nos tuviera miedo. Una vez estuvimos vivos mis recuerdo y yo, pero hace tiempo que me perdí en la equidistancia de dos mundos. La realidad a veces me hace vulnerable y me hace sentir que las utopías no existen y los sueños escapan siempre de nosotros. Es inevitable darse cuenta de que al tiempo que mi alma me habita, me siento vacío por dentro, tal vez sea cosa del momento o tal vez la vida nos enseñe a ser sinceros con nosotros mismos y ya no podamos escapar de lo que somos.
Navegaría a lomos de un dragón, para conocer todos los mundos imaginados, pero creo que en realidad solo existe este, en el que me siento diminuto y perdido en su desierto ocre, que me asfixia como si estuviera en el centro de una tormenta de arena y fuera el único habitante de un universo a punto de explotar. Me falta el aire que respiro y mis agallas no dan más de sí, tal vez sea cosa del invierno o tal vez sea el frío que viene a amortajarme, tal vez sea el murmullo de las plañideras o el negro de sus vestidos, pero siento la primavera muy lejos y las flores marchitas no me consuelan.
Los cuervos vienen a visitarme como cuando era niño, les echo migajas de pan, pero prefieren carne, busco entre los despojos de mi vida y les doy la carroña que queda en los recovecos del tiempo, de los caminos andados entre murmullos de esperanza y alboradas naranjas tirando a gris, en la metamorfosis de la vida, cuando la piel se resquebraja y el tiempo asoma efímero, haciéndonos sentir como esqueletos incorruptos con carne putrefacta, adosada al sentir del poeta que una vez pudo ser y se quebró, en la búsqueda de una luna que se perdió, en el tenebroso horizonte, al que yo ahora también me dirijo.