Hoy, al ver aquella rosa cuyo color desteñido hace honor a su nombre, he pensado en ti. Ese color, mezcla de blanco y rosa me recuerda a tu piel en los días fríos de diciembre. Es más, el propio invierno viene a mí cuando pienso en ti. Me recuerdas a la nieve cayendo lentamente, pero que de copo en copo va cubriendo cada calle de Madrid. Creo que así se puede describir como entraste en mi vida, despacio, casi imperceptiblemente has ido ocupando cada vez más espacio en mis pensamientos. Si alguien me preguntase cuando empecé a quererte, no sabría decirte. Ni si quiera sé si te quiero. Solo soy consciente del vacío que siento al no oír tu voz por las mañanas. Saber que estás tan cerca y sentirte más lejos.

Hoy he vuelto a ver el calendario buscando una señal de algo sin saber el qué. Te veo concentrada en tu lectura, mientras mis ojos buscan una nueva historia en tus labios, una anécdota de tu niñez, algo que me acerque a ti. Necesito que cargues en mi hombros tus penas y alegrías, quiero sentirme importante. Porque se nos acaba el tiempo, se nos acaba el camino y cada uno andará separado. Y todavía no sé qué sentir. Mas no es lo que me preocupa.

Hoy he vuelto a ver cómo la luz cede ante la luna y busco detener con la mirada el avance de la noche para disfrutar más de lo poco que me queda a tu lado ¿Recordarás el sabor del té por las mañanas? ¿Olvidarás mi olor, mis manías, cada conversación que tuvimos y las veces que reímos juntos? ¿Serás capaz de olvidar el calor de mi abrigo sobre tus hombros? ¿Te acordarás de mí cuando te vayas?

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1 Comentarios

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  Voltereta

  Siempre es triste la despedida, sobre todo si sobre ella pesa la incertidumbre del "me quiere o no me quiere". Siempre es mejor llegar al fondo de las cosas, aunque uno se tenga que precipitar al abismo, que quedarse como un cobarde arañando la superficie, por miedo a hundirse en el hielo quebradizo.
  
  Me gusta tu texto.

  04/05/20 08:05