Inexorable noche cubierta de humo frígido al igual que un glacial en el profundo océano nocturno tuve antes de por fin encontrarte.

Has entrado a mi vida como eclipse, cubierto, engañoso, saliendo sin que me diera cuenta de la marea que incrementabas en mi extensión, pensándote luna, resultaste ser luminoso e intenso, estrella de la mañana, es bueno que no seas día, ni noche, ni alba, ni amanecer, tampoco ambos de los crepúsculos en el transcurrir del tiempo.

Eres el agregado de todo en la savia de lo mejor de mi humanidad, resplandeciente e incomprensible en la impenetrable nebulosidad de mi ente en coalición con mi mente, simplemente no eres nada siendo tan colosal como eres un día cualquiera, como aquel en que te descubrí para ser más como soy en tu calor.

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1 Comentarios

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  Julianbernal

  El lento desplazarse de las constelaciones por tu piel
  
  Después de tanta espera, de no saber ni cuándo ni cómo encontrar en esto que no es más que un deseo puro y sin forma, bruscamente veo una puerta. En la noche de La Luna, hablándole de tantas cosas, de que estoy empezando a traducir sus cuentos, de golpe pienso en los centenares de textos sueltos y fragmentarios de ella que aún no he leído. Me digo si la fusión de esos textos con el mío (sin mezclar los discursos claro) no sería la manera de llevarlos a un libro, cosa imposible de otro modo, y que ese libro sea, como el Praga Brno, otra vez nuestro libro.
  Ahora voy a leer todos los textos, y elegir. Ojalá lo mío vaya naciendo, sea llamado por ellos. Cuánto quisiera que escribiésemos de nuevo juntos muchas páginas, Luna. Creo que lo haremos, quiero que lo hagamos. Estaremos de nuevo tan juntos, Luna.

  10/05/10 05:05