¿Habéis sentido alguna vez esa presión en el pecho que no os deja respirar? ¿Esa necesidad de abrazar a alguien que esta muy lejos?
Yo la he sentido, de hecho la sigo sintiendo cada día, a cada minuto que pasa. Me gustaría tanto poder darle un abrazo, esconder mi rostro en su cuello y respirar su aroma, lentamente, dejando que me traspasase la ropa.
Mientras tanto me imagino a su lado como si fuera lo más normal del mundo y en realidad no lo es.
Malditos kilómetros, maldito todo lo que nos hace separarnos.