Di una calada y pensé mientras el humo entraba en boca camino a los pulmones en todo lo que un día perdí por ni siquiera haberme atrevido a intentarlo. Reflexiono sobre todas las personas que dejé de lado por mi falsa convicción. Pero que más da ya, ahora solo me acompaña la luna en una noche abierta, proyectando la mínima luz que me hace continuar. Ya no puedo esperar a que salga el sol, ya no me queda tiempo. Entonces, solté el humo y con él se fue mi alma. Se fue a vagar por las noches sin luna con los recuerdos de los sueños que nunca llegué a cumplir, con las amistades que desaparecieron con el paso de los años y con las promesas que me hiciste y nunca se cumplieron.
Doy otra calada, esta más corta, sabiendo que me queda cada vez menos tiempo. Me pregunto qué me ha llevado hasta aquí y por qué no fui lo suficientemente listo como para evitarlo. Pero esta vez no tengo tiempo para pensar la respuesta. Se va el humo y con él mi último aliento. Ahora les toca a otros llorar.
Bonita analogía entre el humo y la vida.Dejar de fumar a tiempo o no fumar, e ahí la cuestión.
Saludos cordiales.