Cuando en la extensión de aquella colina tan solo nos encontramos nosotros, uno al lado del otro, con la mirada firma en el horizonte, esperando esas palabras que nos indiquen el camino. Ya no hay marcha atrás, nuestro enemigo está delante, está atrás e incluso a los lados. Cuando menos lo esperemos, saldrá a cazarnos como si de peligrosas fieras se trata.
Corre una bonita brisa en la salida del sol de este invernal día. Apenas siento las manos o los dedos de los pies, pero se que están listos cuando debamos emprender el camino hacia Dios sabe dónde para luchar contra Dios sabe quién. Esta no es mi guerra, nunca lo ha sido por aquí estoy, apunto de librarla. Espero al menos que el General nos mire antes de darnos la orden. Nos mire y nos digas: "hermanos, la muerte ya nos ha sonreído, devolverle ahora la sonrisa. No tengáis miedo al más allá, el muerto no sufre, sino el vivo. Id, pelead y venced por vosotros y por los ideales que defendéis".
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