Y un día desperté y me puse en la tarea de revisarme de pies a cabeza, el cabello un poco mas largo y desordenado, los mismos ojos cansados, la misma boca pálida y sin palabras, el mismo cuerpo endeble lleno de cicatrices, pero no de esas físicas, no de esas que se pueden borrar, veía en mi las heridas latentes de tiempos pasados, veis en mi caras diferentes de amores pasajeros, era yo, eran todas las personas con las que he estado, todas las personas que me marcaron y se fueron, se fueron para no volver jamas.
Veía el espejo y me preguntaba que seria de mi en unos años, tal vez el mismo trabajo, los mismos vicios, la misma tasa de café en las mañanas, la misma marca de cigarrillos en mis bolsillos, el mismo tatuaje en el brazo derecho, no habría cambiado nada de lo que soy ahora no habría sentido el estimulo de la vida y de lo que se llega a encontrar en el camino, seguiría siendo yo mismo pero un poco mas viejo, viajando de diez en diez años, olvidando lo que un momento logre amar, revolcándome en camas ajenas con mujeres vacías igual que yo, igual de solas, igual de rotas. Veía el espejo y lo que me preocupaba no era lo que el pasado me dejo ni lo que el futuro se tardaba en traerme, lo que realmente me preocupa era el espacio infinito entre mis ojos y mi alma, lo que me preocupaba era ese abismo que se me notaba, lo que me dolía pese a el tiempo era estar solo, lo que me preocupaba era saberme morir a diario mirándome los ojos, lo que realmente me torturaba era preguntarme si alguien mas ya había mirado mis ojos y se daba por enterado de lo que había en ellos. Quien sabe que, quien sabe cuando, pero lo que hay en mis ojos no es nada mas que cansancio y una víspera de condolencia por un alma seca y fracturada...lo que me preocupa es morir con el vació en mi y sin nadie para acompañarme en el trayecto.

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