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Air Force One - 2

El avión de escolta aterrizó de nuevo en la base de Rota, y para cuando el piloto se bajó del aparato y llegó corriendo sin aliento al edificio de control del tráfico aéreo, ya se habían producido nuevas noticias.

Hacía unos minutos que un vídeo de Al Qaeda había comenzado a circular entre las principales agencias de noticias americanas y europeas. En él, dos extremistas islámicos de la organización, reivindicaban un atentado contra el avión del Presidente de los EEUU, utilizando un misil experimental comprado a la Unión Soviética en los últimos tiempos de la guerra fría, y mantenido a buen recaudo hasta que le pudieran dar el uso definitivo.

Éste era uno de los grandes temores del gobierno americano. Durante los casi 50 años en que las dos potencias compitieron en silencio para desarrollar las armas más destructivas y rápidas que fueran capaces, en la URSS se llevaron a cabo avances realmente espectaculares. Muchos de ellos se quedaron en la mesa de diseño, aunque algunos llegaron a construirse de verdad y aguardaban el paso del tiempo en oxidados almacenes militares hasta que llegase el día de ser desmantelados...o vendidos.

Uno de esos proyectos militares, había sido un revolucionario misil de crucero.

Del tamaño de una botella de agua, podía ser lanzado desde un soporte vertical; y, con un alcance de 8.000 kilómetros, su genialidad consistía en un pequeño reactor nuclear, no más grande que una ciruela, con una doble función.

Por un lado, servía de motor de combustión, y por otro, al alcanzar su objetivo, el reactor se auto-detonaba, comenzando una reacción nuclear en cadena a pequeña escala, que aseguraba la destrucción total del objetivo.

El misil también contaba con otras ventajas. Debido a su pequeño tamaño, y al poco calor que desprendía al no quemar combustible de la forma habitual, era prácticamente invisible a los radares tradicionales, como los que equipaba el propio Air Force One y su escolta; lo que hizo que los pilotos del avión del presidente no tuvieran tiempo ni siquiera de intentar una maniobra de evasión.

En el vídeo de Al Qaeda, que en pocas horas ocupó todos los informativos del planeta, los terroristas arremetían contra el gobierno americano y contra su presidente, condenándolos por la captura y muerte de su líder Osama Bin Laden, y destacando que con el atentado al avión presidencial habían conseguido dañar lo que más valoraban los estadounidenses: Su orgullo y su prepotencia natural.

Precisamente por eso, por su dañado orgullo, la respuesta no se hizo esperar. Ahora los EEUU estaban en manos de un gobierno de emergencia, formado por altos cargos del Pentánogo. En años anteriores, el presidente Obama había reducido drásticamente los presupuestos de la NASA y el gasto militar; pero ahora era el momento de luchar sin reservas contra un terrorismo que ya había causado demasiados estragos en la gran nación.

No hubo una gran estrategia militar, ni sigilosas operaciones planificadas al milímetro, ni siquiera se esperó a una reunión de la OTAN. Solamente un despliegue sin precedentes y unos ataques masivos desde tierra, mar y aire sobre regiones concretas de los países yihaidistas por excelencia: Irak, Afganistán, Yemen y Pakistán. Desde el 11-S los miembros de Al Qaeda habían estado más cercados que nunca y se conocía la localización de muchos de sus refugios en las montañas y en determinadas poblaciones.

Los ataques fueron brutales, con una elevadísima tasa de bajas civiles...pero nada detenía al gigante. Había sido humillado y herido, y sus ansias de venganza y de poder no se iban a saciar pronto.
Aadelh02 de abril de 2012

1 Comentarios

  • Nemo

    Muy bien!... seguimos...

    13/09/12 03:09

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