Con el estruendo infernal del motor acallaron las plegarias. Con la frente arrugada del sabio precavido y el orgullo colosal del titán moderno, marcaron una línea vertical perfecta que culminó la eternidad del primitivo sedentario. Al norte, al sur, a todos lados fueron antes, pero nunca arriba, al cielo, al infinito recinto de las violentas potestades estelares. Dejaron el azul de su callado y fresco amparo, y no se acobardaron ante el negro de lo siempre negro. En el camino revisaron los artilugios y aparatos que les guardarían de las magias de los diminutos dioses cósmicos. Para mantenerse secos, para mantenerse hinchados, para seguir sensatos. Pero ningún teórico espacial budista supo decirles “cuiden de quedarse humanos”, que de ahí les llegó la sorpresa. Se les coló por el casco una nube de inexistencia en polvo, o una onda corpuscular de tragicomedia, o cualquier otro maleficio astro-tramposo. A poco transmutaron en las únicas creaturas escogidas para mirar de arriba el mundo necio. Volvieronse gaviotas, codornices y quetzales. Y así fueron a impactar contra la Luna, que la invocaron antaño los incomprensibles azares, para reclamar algún imprescindible sacrificio de sangre.

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4 Comentarios

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  Thoritoz

  magnifico tu relato
  importante recordar ser humanos

  15/04/09 09:04

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  Thoritoz

  yo invito las cervezas

  15/04/09 09:04

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  Mejorana

  Qu? bueno eres Abrahan. Tu texto es c?smico, estelar, misterioso, m?gico.
  C?mo lo siento y lo vivo.
  Dame una serenata esta noche cuando salga la luna, y consigamos con tus notas acariciar su cara oculta.
  *
  Thoritoz y yo al vermut, ?Te vienes de farra con nosotros?
  

  15/04/09 10:04

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  Thoritoz

  de farra toda la noche

  16/04/09 05:04