Arena, entre Pilón y Monserga, colonia Las Primeras sector siete. A tu norte sueltan seis mariachis la voz. Es la serenata amorosa de un caballero pidiendo perdón a una niña que el quiere y que ha ofendido. Al sur se lanzan piedras treintaynueve cholos. El motivo es incierto, cuestión de venganza y honor y tener hueca la cabeza o de recordar viejos tiempos, allá en la prehistoria cuando las cálidas cuevas. Horacio a la trompeta cae en cuenta, calle abajo está enriñado un camarada, Eugenio, y que friega le están poniendo los de la banda de los necios. Deja la trompeta y acude a su rescate, que una vez también él fue cholo y enemigo de los necios. Diego, cholo místico y rapo, de los necios, mira raro que un mariachi le lance piedras, peor mira que calle arriba al otro Diego, amigo de años, le vaya quedando mal la serenata, que sin trompetista la niña no perdona luego. Acude al musical rescate, místico, rapo, necio y también heroico, y toma la trompeta y toca como mal recuerda. Sigue la calle Arena, con mariachis y cholos entremezclados. Afirmo que así nació el estilo chuntaro y nacerá la lucha libre en atuendo regional mexicano.
