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Mujeres Extrañas

Antaño surgía de la flor el pensamiento, parecía la luz de fuego, cuando de fuego antaño nos llenaba el pecho la palabra dulce de una mujer extraña, que antaño existe inevitablemente ajena y hoy existe inevitablemente entre los sueños, que no existen cuando estamos despiertos. Antaño se viste de un velo color violeta y emite solamente su silueta, que se parece a otra, la nuestra, pero baila con menos torpeza, junto a los sauces, bajo la arena, donde sea. Antaño volverá la mujer extraña, expuesta en un panorámico de cigarrillos, o después en un titular sangriento, y surgirá el pensamiento de las cloacas y será la luz artificial y económica.
Abrahamsaucedocepeda06 de junio de 2011

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