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Schrödinger Me la Pela

Por lo menos mil trescientas líneas paralelas, cada una con distintas tonalidades de fresa y amarillo, componen el manojo de tiempos y espacios en que habito yo y habitamos todos. Habitamos en sentido figurado, número tres veinticinco frente al congal junto a la perrera, porque habitar bien dicho se habita solamente en uno y ese tiempo espacio es el que observamos con los sentidos. Los otros están por si acaso nos desviamos, que desviarnos ocurre con frecuencia, del camino prefijado que andamos. Por ejemplo, desconozco de momento donde anduvo paseándose anoche mi amigo Ernesto, si en algún lado sacrosanto o en las nalgas de mi vieja. Cuando lo vea y le pregunte ¿dónde te metiste Ernesto? su respuesta será dictaminada en ese instante por la Divina Regla: si antier fui yo un imbécil y por cualquier razón es de mi particular conveniencia que el tal Ernesto, camarada mío, haya estado anoche descansando con un libro o reposando la cena o viendo el fútbol, responderá en cambio que perdón, que anduvo follando con mi vieja, triste fatalidad con que el universo me premia, por imbécil. Pero antier no fui un imbécil, incluso lavé el coche y preparé la cena. Ernesto es otra conciencia, es otra cosa que se mueve de lado entre los tiempos, mil trescientos por lo menos, y cuando peca de liviano y se mete con tu nena, le trasladan las cósmicas leyes al espacio tiempo en que su madre me mostró anoche las tetas. Pero adivino que la Divina Regla regula regularmente muchas cosas, no solo mostrares de tetas y castigos diversos, también hay recompensas dispersas entre las líneas, por lo menos mil trescientas, destinadas a quienes observarlas merezcan. En algunas líneas mi vieja anduvo anoche con Ernesto, en otras se quedó en casa prestándome las piernas. Me toca en sorteo presenciar la alternativa que por mis vicios o virtudes pueda reclamar. No es muy diferente del experimento pervertido de los físicos que meten un gato en una caja y se preguntan luego si el gato estará vivo o muerto y se embriagan y dicen sandeces. El gato está muerto si su dueño anduvo de cabrón y el dueño puede darse por muerto si anduvo de cabrón con mi vieja.
Abrahamsaucedocepeda28 de noviembre de 2011

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