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Despedida

Quizás mucho de los aquí presente simplemente vengan a escucharnos, vernos actuar, o tal vez hayan acudido por un pequeño lazo de unión con alguno de nosotros. Sin embargo, el curso que represento posee un objetivo: hacer que nuestro mensaje de despedida, nuestro “adiós”, les llegue de la mejor manera posible y haciéndoles saber lo que han significado estos dos años para nosotros.
No diremos “nunca les olvidaremos” porque en realidad esto quedará en un recuerdo aunque, en ocasiones, se torne en una pesadilla. En total somos 30 alumnos que hemos convivido durante 480 días, 2880 horas (sin contar aquellas en las que quedábamos para explicarnos las preguntas NO P.A.U. de Filosofía o las oraciones subordinadas, por ejemplo), 5 discusiones, 3 míseras excursiones, 4 invitaciones a salir de la clase (esto se podría traducir en un: ¡SAL DE LA CLASE!) y 1 parte de incidencia por cometer un acto vandálico en una pared. No olvidemos tampoco lo educado que fue uno de nuestros compañeros posicionándose en contra de una profesora y, cómo no, los 63 exámenes (uno arriba, uno abajo) que hemos hecho a lo largo del curso y que han sido los culpables de nuestra falta de felicidad o, dicho de otra manera, de las ojeras y la ausencia del estilismo que caracteriza a los alumnos de la E.S.O.

Este es un pequeño resumen de los acontecimientos y anécdotas más destacadas a lo largo de estos cursos de Bachillerato. Pero, ¿quieren que les cuente la verdadera historia de 2º Bachillerato B-D?

Todo comenzó el miércoles 17 de septiembre del año 2008. Un nuevo curso empezaba y la presentación característica de todos los años tenía lugar en Audio 2 del instituto Profesor Juan Pulido Castro (Arnao para los amigos). Se habían oído rumores de la posible unión entre los estudiantes del tecnológico y los de humanidades, sí esos que vienen siendo números y letras puras. Ninguno de nosotros nos lo podíamos creer porque si ya era pesado ir cargando con la etiqueta del curso “más rarito” de 1º Bachillerato; unirnos con otra clase que no era, precisamente, la más “popular” del instituto, no lo veíamos muy adecuado. Además, también tendríamos en contra las fechas de los exámenes al ser opciones completamente diferentes con asignaturas totalmente opuestas. A todo esto se sumaría una profesora nueva que, conforme pasaba el curso, nos demostró que fue una buena elección por parte de la Jefatura de Estudios. Transcurrieron los tres trimestres que hemos dejado a nuestras espaldas (gracias a Dios y a la Santa Rita de Ojos de Garza) y aquí estamos: orlándonos y dispuestos a pasar un buen rato unidos por última vez.

Y sí es la última vez de muchas cosas: por última vez estaremos unidas las tres clases más antiguas de este curso escolar, tal vez por última vez veamos la cara de ese compañero que se sienta a nuestro lado y, a lo mejor, por última vez le demos dos besos o un apretón de mano a esa persona que irremediablemente ha sido la culpable de que ahora le tengamos un enorme aprecio. Esto se acaba y cada uno de nosotros ha elegido su camino. Sin duda alguna, debemos estar orgullosos por lo que hemos conseguido juntos. Juntos demostramos que las barreras se derrumban cual Muro de Berlín, ya que lo que temíamos las dos modalidades a principios del curso se convirtió en una vil mentira. Apenas tuvimos problemas a la hora de poner los exámenes y, si los hubo, los solucionamos de la mejor manera que sabíamos. Cada uno de nosotros ha resultado ser una joya, un diamante en bruto que ni en las mejores joyerías se podría vender, sólo en la 209, sí, en esa clase que está al lado de Música en la tercera planta. Y del cartelito ese de “raritos”, ¡ni hablar!. De forma individual hemos aportado lo mejor de nosotros al grupo y conseguimos que los abandonos se convirtieran en superaciones, las lágrimas en sonrisas y las críticas en conversaciones amigables hora tras hora. (Que se lo digan al de Historia de España o a la propia Soraya). Tras esta noche los que estamos aquí presentes en forma de estudiantes, llegaremos a ser los mejores: las mejores ingenieras, los mejores periodistas, las mejores profesoras, los mejores abogados, las mejores carpinteras, los mejores obreros, las mejores amas de casa, los mejores pasteleros,… Seamos lo que seamos seremos característicos y especiales en ello. Porque en catorce años de labor estudiantil (que se dice pronto) hemos aprendido los valores humanos necesarios para nuestro futuro. Tampoco es que se nos conozca por la mejor promoción de Bachillerato precisamente pero, como nosotros no los hay igual. Aunque el curso B-D selle su clase para siempre: en nuestro corazón quedará un recuerdo imborrable de lo que fue y las pesadillas, en pesadillas quedarán. Las puertas quedan abiertas para un nuevo encuentro juntos allá donde vayamos, pero hoy nos toca cerrar las de un centro que nos ha visto madurar, reír y soñar con un futuro repleto de ilusiones. Tan sólo nos queda esperar y luchar para que estas ilusiones se cumplan, sin olvidar jamás el lugar en el que estas nacieron.

Y como dijo el propio William Shakespeare: “La despedida es una pena tan dulce que estaría diciendo buenas noches hasta que amaneciese”.

Gracias y hasta siempre 2º Bachillerato B-D.
http://www.youtube.com/watch?v=nPDZUrr1u-8
Adolfo12 de julio de 2009

1 Comentarios

  • Hysteria

    Adolfo este texto me ha gustado mucho, me ha transmitido totalmente el cariño que tienes a todos los chavales que formabais 2º Bachillerato B-D. Tu texto demuestra que un hecho la mar de común y que está a la orden del día como es convivir 5 días a la semana con distintas personas en una clase, puede despertar sensaciones y sentimientos a todo lector, sin necesidad ninguna de utilizar la imaginación, recursos estilísticos, trucos para mantener la atención del lector y evitar su aburrimiento, sino utilizando tus sentimiento, el amor hacia tus compañeros. Muy bueno el texto, espero que hayas sacado unas buenas notas jeje. Un abrazo.

    13/07/09 05:07

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