Un crío
de unos tres años
me dijo una vez
que de mayor
quería ser
bombilla,
como es obvio
lo tomé a risa,
pero sin saberlo
llevaba razón,
los niños
deben ser
la luz
en este mundo
idiota,
no dejemos
que se fundan,
no dejemos
que nuestra oscuridad
influya
en la perfecta paz
de su inocencia.
Hay sabios que tienen cinco años. Me gustó.