Media hora de noticiario
me basta
para saber que la naturaleza
se equivocó
tremendamente
apostando
todo eso del "progreso"
a una sola especie,
fue un error garrafal,
jamás se lo perdonaré.
La evolución tendría
que haberle brindado
la magia de la inteligencia
a los perros,
esas espléndidas,
felices y afables
criaturas;
o a los gatos,
ágiles,
independientes y perpicaces
cabroncetes...
joder,
eso sí que hubiesen sido
sociedades
dignas de admirar.
¿No os imagináis
oliéndonos el trasero
de mutua concordia
para reconocer
o saludar
amistosamente
al prójimo ?
Apostaría un brazo
a que no hubieran
inventado armas,
ni guerras mundiales,
ni jornadas de trabajo,
ni esclavitud,
ni modas,ni dietas,
ni desahucios,
ni política,ni policía,
ni baños asquerosos
en estaciones de bus...
Y para colmo
pueden lamerse
sus partes
ellos mismos
¡Se acabó la pena
del solitario!
Si ese dios
del que hablan las ancianas
y los fachas
de mi antiguo barrio
existe,
decidle
que resetee el mundo
y le otorgue el poder
que merecen
estos increíbles
y soberbios
animalitos peludos.
Curiosamente, llamamos hordas a las sociedades deformes, llenas de salvajismo, destrucción y brutalidad.
Así les decimos, porque, supuestamente, somos pensantes, inteligentes, organizados y sensibles.
Luego me pasa lo mismo que a muchos: vemos que la horda más desgraciada y aberrante somos nosotros, los que inventamos problemas para después vender las soluciones.
Tu texto es muy reflexivo.