Extraño
tu caricia suave, profunda,
la catarsis lenta, profusa
de antaño.
Tuve uno
tuve tres
tuve cien.
Cuando aprenda a bailar
quiero que sea
como epiléptico.
Añoro
que me quites la angustia
cuando la noche se vuelve mustia
y lloro.
Tengo algunos
tendré más
no los quiero.
No nací para ser amado.
Nadie nace para no ser amado, Adriel. Tu sabes bien que no es así.
te dejo mi abrazo más intenso. Un abrazo con todos mis brazos.