Épocas pasadas que visitan mi mente en forma de recuerdos, recuerdos que esbozan sonrisas o derraman lágrimas. El pasado fue cruel pero generoso y el futuro me promete que será mejor compañero, pero ¿y el presente?
El presente se compone de todas esas sensaciones efÃmeras pero intensas que hacen de la vida un bonito lugar, pero también de esos infinitos tiempos de reflexión en los que aprendo a conocerme y por consiguiente a madurar.
Este verano que ya se desvanece y deja paso al otoño, me ha servido de gran utilidad, para revalorizarme, he asumido que debo ser el protagonista de mi vida, con la suerte de que no me acompañes. Siento una agridulce melancolÃa por todo lo que he vivido, sé que no se repetirá, pero quizá la vida se trata de eso, de aprender de las caÃdas y de sonreÃr por los momentos que dibujan la felicidad.
Algo está cambiando en mÃ, me estoy haciendo persona, ganando virtudes y principios y perdiendo inquietudes. He comprendido que las riendas de una vida se llevan con seguridad, asumiendo riesgos pero no cometiendo estupideces, soñando pero desde un realismo optimista, es decir, viviendo y disfrutando pero sabiendo que la vida es vida y como tal nos dará golpes para los que debemos estar preparados.
La sensatez ha llegado a mà y con ella la agridulce melancolÃa de tiempos pasados en los que carecÃa de ella, en los que soñaba y volaba alto para luego caerÂ… Ahora sé que debo soñar con lo que mis manos pueden alcanzar y no con lo que mis alas quieren imaginar.
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Buenas reflexiones, amigo, sin duda son acertadas. Me ha gustado leerte.
Un cordial saludo.
Esteban.