Huyo de tus flechas, no quiero más dosis de tu hechizo onírico derivado en pesadilla. Basta de sentimientos, de sonrisas drogadas en fotos, de lágrimas ahogadas en recuerdos, de noches buscando al sol.
Mi corazón está en cuarentena. No descarto volver, es más, he de volver, pero no ahora. Estoy cansado, este es un juego largo y con muchas reglas escritas en ningún manual, o interpretas el tablero o pierdes.
El amor es un estado temporal, en el que lo bueno te parece perfecto y lo malo no existe. Ciegos.
Todo se cree eterno, hasta que las tempestades de incertidumbre siembran miedos, miedo a terminar, miedo a que el sueño deje de serlo. No conoces el peligro hasta que hueles el precipicio.
Necesito un tiempo para que mis latidos maduren y mi coherencia lo sea totalmente, porque últimamente la locura le está ganando terreno en forma de impulsos. Me dejé llevar, los besos te aíslan y la caída ha sido dura, y levantarse no significa estar preparado para otra.
Mientras me repongo, ahí te quedas Cupido, tu y tus dichosas flechas.
