Mis uñas arañan el muro liso.
Se clavan, y al intentar elevar mi cuerpo, lejos de conseguirlo, estas escurren hacia abajo dejando una mueca en la pared.
Y una y otra vez intento escalar hacia arriba, pero es inútil.
Me alejo, y frente a mi veo el desastre, la pared ha quedado destrozada.
Cansada, abro la puerta , salgo y la cierro. Desde fuera pienso que no volveré jamás a entrar ahí.