Los DÍas de mi
Derrota
Fui derrotado un amanecer.
Abrazado al suelo, como ese nadie que abunda
en la memoria histórica de los muertos.
Mi derrota resbalaba entre la noche y el día,
entre el barro y mi temor a no morir del todo.
Fui uno más entre los perdedores del texto.
¡ La vida es una traición que imponen en tu
cordón umbilical !
La espuma de mi boca respondía a mis deseos.
Blanco sentir la dureza de cualquier pérdida,
pero eres inútil para crear el irónico paisaje
del bufón de la existencia.
Liberaron mi carne en un instante, Callaron
mis últimas palabras. Desistí en pelear: inútil juego.
Sigo aquí, junto a la negación de cuanto obligan a ser justo.
Sigo en mi sueño, perdiendo, una vez más
porque en cada vuelta de cualquier esquina
el generoso mentidero, que abraza tu impotencia,
te regala el último modelo de irracional presencia
de dioses virtuales que salvan tu voto, o exigen tu
dignidad.
