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ArmagedÓn

Últimamente nos vamos encontrando por todas partes con noticias que nos pronostican un futuro un tanto árido, por no decir apocalíptico. Al parecer existen numerosos grupos de aguafiestas –cada día más- que están esperando devotamente la llegada del año 2012 como el fin de los tiempos, o como el fin de sus males y lamentos diarios. Siempre ha ocurrido esto a lo largo de la historia. Tal día a tal hora se va el mundo al traste y todo se terminó, ya lo veréis, punto y final, meteorito al canto y fosforescencias de fuego imposible a la par que purificador, fuego que nos incendiará por dentro y por fuera, sin remedio, a causa de todos y cada uno de nuestros pecados. Bien. Está bien, ya que, personalmente, considero fabuloso que cualquiera pueda pasar el rato montándose la paranoia que considere oportuna, siempre y cuando no afecte en demasía a los que le rodean. Yo no sé si el próximo año nos alcanzará un meteorito come niños y viola abuelas, un peñasco que hará añicos nuestra esperanza, pero, en principio, de nada sirve ir rasgándose las vestiduras a causa de una entelequia asentada en el inconsciente colectivo desde que el hombre es hombre. Lo que sí creo es que en este mundo lleno de ratas y narcóticos genéricos se está forjando un cambio radical que transformará enteramente nuestros hábitos. La desilusión reina actualmente por motivos sobradamente espinosos, oscuros, pero también estamos viendo como grupos de personas, saturadas por las injusticias y el mal vivir, salen bravamente a las calles para reclamar lo que les pertenece, para exclamar con entusiasmo sedicioso que una sociedad más equilibrada es posible si el impulso es común y todos nos dejamos algo de piel en ello. Para mí esto es un síntoma inequívoco de ilusión purgante, y también lo es el observar que, a causa de las colosales calamidades climáticas, hemos caído en la cuenta de que este planeta en el que nos hallamos necesita ser cuidado y respetado por nuestro propio bien y por el bien de las generaciones futuras. Este sería para mí el positivo y fundamental mensaje de los mayas sobre el 2012: que al fin una amplia mayoría de personas están tomando conciencia de la situación en la que vivimos para mejorarla. Y respecto al aumento de reseñas que nos avisan a bombo y platillo sobre la llegada del fin de los tiempos, yo me quedo con la frase que pronunció el poeta alemán Friedrich Hebbel: “Hay personas que se consolarían hasta del fin del mundo, con tal de que ellas lo hubiesen anunciado”. Porque más difícil que andar temblando por las esquinas a causa un hipotético Armagedón, es intentar ser justos y asentar una parte de nuestros actos en la benevolencia.
Alexandervortice23 de marzo de 2011

1 Comentarios

  • Mila

    Hay personas que se consolarían hasta del fin del mundo, con tal de que ellas lo hubiesen anunciado”.Buen desenmascarar.

    23/03/11 06:03

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