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El Cambio


Entre balas y pétalos intuyo la sonrisa de un lugar mucho mejor, un espejismo donde sonríen todos los niños que se exponen sin conocimiento de causa a la ávida adultez. No intento explicar lo inexplicable desde hace algunas décadas, no pretendo observar obras maestras en medio de la nada, ni imagino lugares sombríos en medio de la voz depurada por los rayos del amanecer; sólo asevero lo que pretendo ser mañana por la mañana, sólo explico lo que pienso a golpes de esperanza y palabras escritas por una mano que se debilita los días de injusticia plena, dentro y fuera de la coherencia, dentro y fuera de una fotografía edificada con sabores vedados, frescos y atrayentes. Mezclo con mis alas fraccionadas el brillo y el equilibrio de un tiempo mejor, porque lo mejor siempre está por venir, y cuando llega, lo malo pasa a ser una anécdota que nos hace olvidar los sinsabores del pasado. Entre pétalos y seudónimos perdidos en carreteras con 120 kilómetros de amor, corazón y gratitud... Hacia lo que di por perdido y hacia lo que depende -en ocasiones- del modo con que desees observar lo cotidiano, lo difícil, lo usual, lo transitorio, lo decadente y, por supuesto, lo que le da sentido al mundo en el que vivimos. Lo explicaba a su digna manera Steve Jobs: “Cada día me miro en el espejo y me pregunto: "Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?". Si la respuesta es "No" durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo”. El cambio comienza en uno mismo, por supuesto, en los actos más banales, más insignificantes; y al intentar tal cambio habremos aceptado que nada es imposible para el hombre que anhela algo mejor para él y para sus semejantes. Las actitudes mínimas han hecho y harán mover la sociedad actual hacia otro orden de acontecimientos más propicios para todos. Porque, tal y como sentenciaba Alejandro Gándara: “La diferencia entre un esclavo y un ciudadano es que el ciudadano puede preguntarse por su vida y cambiarla”. Posiblemente ahora sea el momento idóneo de llevar a cabo tal afirmación, con agallas y sentido común, dejando a un lado el individualismo y la división de fronteras físicas y personales. Ahora podemos mostrarnos como ciudadanos, con ansias de cambio para mejor… Mantenernos como estamos sería un acto de inapetencia y desesperación, un acto puramente esclavista.
Alexandervortice11 de septiembre de 2012

1 Comentarios

  • Anistondash

    Increíblemente expresado. Crudo y suave. Buen trabajo.

    12/09/12 03:09

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