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Estar por Estar

Cierta lóbrega ciudad amaneció con una pintada de enunciado categórico: “Todos nacemos como originales, y casi todos morimos como copias”. Entonces más de un ciudadano cayó en la cuenta de que, tal vez, su vida había sido un engaño permanente, un error repleto de normas impuestas por los demás: esos tipos que pasan a tu lado y de manera directa o indirecta te indican lo que tienes que pensar, lo que debes decir y los actos que debes llevar a cabo a lo largo de la vida que te ha tocado en suerte. Pero el hombre que se sabe realmente auténtico, el hombre con carácter y personalidad, reflexiona, mira hacia el muro impuesto por esta sociedad que se va cayendo a trocitos, y alza la cabeza para gruñir en su interior, “no tengo miedo de ser lo que quiero ser”. Son estas las personas que le dan sabia a la vida, inclusive a las vidas de las demás gentes que les rodean. Que hayamos sido educados desde hace décadas con unas “leyes” bien vistas por la inmensa mayoría, no significa que esas “leyes” sean las más correctas a la hora de conseguir individuos saludables, personas consideradas y llenas de orgullo por vivir en una sociedad equilibrada, lejos del mundo actual, un mundo convulso que, por razones de ingratitud y pedantería suprema, se va desmoronando, así como se corroe un fragmento de iceberg en las manos férvidas del diablo. Porque, tal y como nos comentaba el dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”. Y pocos hombres y mujeres imprescindibles hay a día de hoy, quizás porque nuestra mayor preocupación es la de llenar los bolsillos, la de enriquecer nuestro ego más profundo. Pero, la lucha por uno mismo en términos humanísticos, es también la lucha por el conjunto de la humanidad. El que levanta el puño exigiendo equidad para sí mismo, debiera ser un ejemplo para que más personas se levantaran y exigiesen a los gobernantes que tanto están de moda últimamente (las elecciones son pasado mañana) justicia para todos, concordia para todos, deberes y derechos para todos. La verdadera educación, no la que ha fallado, es esa que debe hacer de las nuevas generaciones personas de futuro que piensen por sí mismas, que vean en el “vecino” no a un enemigo, sino a un aliado en este tránsito maravilloso y lleno de obstáculos y bienestares llamado vida. Y sobre las personas que están por estar, yo digo que sigan estando, a lo suyo, pero que al menos no metan sus pezuñas de desidia inquebrantable para que desfallezcan sus prójimos.
Alexandervortice20 de abril de 2011

2 Comentarios

  • Danae

    La verdadera educación, no la que ha fallado, es esa que debe hacer de las nuevas generaciones personas de futuro que piensen por sí mismas, que vean en el “vecino” no a un enemigo, sino a un aliado en este tránsito maravilloso y lleno de obstáculos y bienestares llamado vida. Y sobre las personas que están por estar, yo digo que sigan estando, a lo suyo, pero que al menos no metan sus pezuñas de desidia inquebrantable para que desfallezcan sus prójimos.

    Muy buena reflexión, impecablemente expresada.
    Un abrazo.

    20/04/11 10:04

  • Alexandervortice

    Muchas gracias por tu comentario y valoración, amiga Danae.

    Un abrazo fuerte.

    21/04/11 01:04

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