En la calle del abandono
meditan las hojas de un futuro menor.
Se mueven rudamente los gestos humanos
y el ataúd de lo inequívoco anuncia el inicio
de una era dispuesta a corregir los errores
de un mundo roído por los pulsos irreflexivos,
difuntos, rápidos e indeliberados.
Así es que en la calle del abandono
meditan las hojas de un futuro menor ,
ya que tras todo tiempo de eclipses
las luces se muestran con mayor vigor.