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Respeto Con Esfuerzo

Si algo ha traído esta crisis de buitres, truhanes y antidepresivos es la falta de respeto y de esfuerzo. Conjeturo que ya nada será igual cuando este trance pase de largo y nos deje al fin en paz, cuando la veamos desde la distancia diciéndonos a nosotros mismos “benditas majaderías las que llevamos a cabo para salir del brete, ensuciando nuestras manos y nuestra conciencia”. Respeto: honor a quien no merece tanto, purificación y adiestramiento del alma que anhela ser un alma magna e independiente, acción del ser humano para no dañarse a sí mismo ni a sus semejantes, amor hacia las diferencias, incluso las diferencias más punzantes y anormales. Respeto, ideal que se llevó el mercantilismo, el capitalismo tintorera que se come –siempre- al pez más pequeño, el ego centrismo de una tarde de verano con 2 cubatas y medio gramo de apesadumbrada realidad. Tengan por seguro que cuando el respeto se va por la ventana, a punto está de entrar por la puerta la inmoralidad y la infamia, los golpes bajos y los fingimientos impíos que con gusto nos indican el camino hacia la caída. Sólo tenemos que poner el oído y escuchar los bramidos sicotrópicos de La Esteban (princesa de un pueblo donde las panderetas y la horchata baja en azúcar son la bandera idílica de cada día), bramidos que fácilmente pudieran resumir el estado de ánimo de todo un país, de toda una sociedad malherida y azarosa. Nos lo indicaba, de una manera muy clara, el filosofo José Ortega y Gasset, al decirnos: “La civilización no dura porque a los hombres sólo les interesan los resultados de la misma: los anestésicos, los automóviles, la radio. Pero nada de lo que da la civilización es el fruto natural de un árbol endémico. Todo es resultado de un esfuerzo. Sólo se aguanta una civilización si muchos aportan su colaboración al esfuerzo. Si todos prefieren gozar el fruto, la civilización se hunde”. Y el respeto es uno de los pilares básicos de la evolución, algo, por otra parte, que no deja de ser un esfuerzo lógico para el bien común, junto con el diálogo, la conciencia, la tolerancia... Esforzarse en plural es un gesto preciso para que no nos alcance el declive de la sociedad de bienestar. El capitalismo absolutista ha hecho que nos importen muy poco nuestros semejantes. También ha sido el causante de que le demos más importancia a un móvil de última generación que cocina y te da la hora en inglés, que a los problemas reales, ésos que apolillan la quietud propia y ajena. El fin de la presente crisis llegará cuando sepamos soterrar nuestras vanidades, nuestras impudicias, y comencemos a trabajar por el conjunto social, ya que no progresamos mejorando lo que ya está hecho, sino esforzándonos por lograr lo que aún está por hacer.
Alexandervortice05 de septiembre de 2011

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