Agarré el impulso
y lo instalé junto a las perfidias.
En seguida el juego mudó
en hálito avivado,
en espiración con tendencias
suicidas.
Sucede en noviembre
lo que sospeché en septiembre;
coloco el almanaque
en mi palco de ilusiones
y éste me asevera
que el mañana es una sierpe
cebada por los garfios
de la muerte.
Que buen texto, sobretodo el segundo párrafo, me ha gustado mucho. ;-)