Guardo el tacto de tu pulcro tacto
en la urna de cristal escarlata.
El cucharón que sostiene la sal del mundo
se complementa con gemas,
con deterioros y omnipresencias ficticias.
Sólo en esta cripta
puedo esconder el uso y el abuso
que le doy a tus espiraciones.
Inocencia, idiotez, sosiego
y pacífica forma de volver
al origen de lo que viví...
Soy tan pequeño que soy microscópico.
Estoy tan muerto en vida que sigo vivo
y mastico hormigas de niños paliduchos.
Guardo tu tacto en el tacto
de lo evidente.
Si se rompiera mi urna negociaría
un tacto igual al tuyo
o incluso mucho mejor.