Habitas un cuerpo con una mente que se vuelve tu propio carcelero. Oprimido marchas con un corazón ceñido y desteñido.
Vulnerable por las estructuras impuestas, fuiste dejando de ser quien querías ser
por aquello más correcto.
Te volviste costumbrista y repetitivo.
Consumista y prisionero
Opacado, pisando fuerte y olvidándote de disfrutar tu cielo.
Sin ánimos de despertar, abducido por lo efímero, superficial has perdido tanto tiempo.
Ahora lo tienes todo y te sientes tan vacío como si estuvieras mutilado.
¿Por donde crees que pasa la vida? ¿Realmente crees que eres un reloj a cuerda al cual un día se le termina el girar y todo queda allí?
Te olvidaste el sabor de lo que es sonreír por cosas simples, no te dejas amar por miedo a perder, no te entregas por miedo al abandono
transitas silente, carente, ansiando todo y su vez abrumado por el temor de ver tus manos vacías.
Si tan solo quisieras, si tan solo vieras
aun no es tan complejo encontrar la salida
Volver al inicio, a la sencillez de uno mismo, desnudo de sus miedos. Has plasmado muy bien esa vulnerabilidad que a veces hace a uno volverse inexpugnable.
Un auténtico placer leerte.
Un saludo.