Largos espacios de soledad me ahogan en la locura
Cuando la inestabilidad que produce un imperfecto e inacabado espacio,
Atemporal,
Confundiéndose atroz entre la oscuridad de una intensa desazón:
Escuchar tu voz relaja mis constantes
Los latidos del corazón tambalean
Entre el DO y el Si
De los que tanto te gusta hablarme
Cariño palpable, el que desde lejos, me transmites
Burbuja fraternal, donde me hiciste entrar, para
Yo mismo,
Ser capaz de echar cerrojo
Incontables pisadas
Que junto a ti,
Abandonan la senda errante
Del camino a ninguna parte
Cafés de tarde y media noche
Mesas de mármol y azucareros con joroba
Detalles de unas miradas, confundidas
Entre el humo del tabaco
Se antoja persona el cuaderno al que tanto hablarle
Grabador de sentimientos
Baúl,
De emociones y verdades
Tu piel tostada
Tus moros pasos y espigada escultura
Tu dulce voz y tu fiel mirada
Tu tierna
y esponjosa ternura
Álvaro Herraiz,
A su hermano, Khalid el Mansouri
Porqué se torna ingrávida la sensatez cada vez que recibo un abrazo tuyo