Voltereta
Es difÃcil conjuntar los latidos de dos corazones, cada uno tiene su propio pulso y en la libertad el latido alcanza su plenitud. El amor no es nada sin el corazón, como este tampoco es nada, si a veces no consigue desbocarse. Para eso existen las mariposas, para hacer que el corazón lata más deprisa y conseguir que los latidos de ambos corazones latan al unÃsono. Lo malo es que las mariposas, con el tiempo nos abandonan y el sentimental músculo rojo, vuelve a latir a su propio ritmo. A veces existen arritmias en las que ambos, son capaces de sobrevivir al amor, pero esto pasa las menos de las veces.
Como ves parece un tratado de cardiologia, no me extiendo más.
Un poema francamente interesante y provocadoramente evocador.
Un saludo, Amparo.
14/08/14 08:08