TusTextos

Los Tiempos que Corren.

No se si sabes los tiempos que corren,
o lo que corren los tiempos,
que se escapan de los relojes
en los que con paciencia,
tratamos de encerrarles.

Nos han robado la llave de los días
y ahora resultan ser ellos quienes nos viven,
y nosotros quienes nos dejamos vivir
atrapados entre versos efímeros
que resultan ser droga para aquellos
que seguimos proclamando la importancia del espíritu.

Y mientras nos someten
a este ir y venir de oportunidades suicidas
disfrazadas de calendarios,
la belleza nunca muere,
aun aunque muera la vida apuñalada
por las agujas del minutero que se nos coge a los dientes
y nos arranca lo que antaño eran verdades,
y ahora apenas alcanzan a ser mentiras,
por ser algo.

A veces la belleza
es un lugar que nos encharca las retinas,
como se nos encharcan los pies
cuando salimos aprisa y sin paraguas,
en busca de un autobús al que nunca llegamos a tiempo.

Pero lo seguimos intentando,
porque dejar de hacerlo es hacerse amiga
de todas esas ocasiones que desfilaron frente a nosotros
con la prisa que tiene un mezquino
en cobrarse una venganza.

Otras, nos eclipsa la belleza de una canción
que se nos cuelga en el tímpano
y se balancea con el soplo de un recuerdo,
haciendo vibrar las costuras de las cientos de cicatrices
que cosimos con esmero
después del último tango que bailamos con la pena.
Que siempre nos pisa los zapatos
con poca delicadeza.

Y otras veces, las agujas se detienen
como se detuvieron las pupilas de Garcilaso en Isabel,
las de Neruda en Matilde
o las de Machado en Guiomar,
obligándoles con esa sutileza
con la que obliga el amor,
a no quitarles el lápiz de encima de por vida.

Es así, de ese modo, como te conocí.
Con ese aire que confiere la belleza
a unos tiempos de ruinas,
atrapados en la caja tonta
y olvidándonos de la torácica.

Como no iba a detenerse el Universo,
como no iban a subir el telón que suponen tus párpados
para hallar la poesía al fondo de tus ojos
y ponérselo fácil a Bécquer,
como no iban a temblar en el Olimpo
si se les había descolgado tu silueta
poniendo en entredicho su sistema de seguridad.

No se cuanta vida hay en un abrazo,
o cuantos abrazos caben en la vida,
ni siquiera se como suena un piano cuando nadie lo toca,
o que se siente antes de un viaje sin fecha de regreso,
pero me sobran las razones o los motivos,
para decir que tus pasos suenan diferente
cuando caminas hacia mi.

Mírame largo y tendido,
como se mira un horizonte apuñalado de chimeneas
que escupen verdades negras,
y deja que mis ojos le quiten la ropa a tus kilómetros,
haciendo de tu bragueta la cinta de salida y la de meta.

Y encontrarme, aun sin que me busques,
aun sin buscarnos,
de la misma forma que la brújula
siempre apunta al Norte,
pero nuestros veranos anhelan un poco de Sur,
de esa manera en la que continuamente brillan
las siete estrellas de la Osa Mayor
entre coordenadas celestes
que envidian el incesante destello
de todo lo que eres aun cuando crees no serlo.

No se si me explico, pero se que lo siento.

Has recolocado mis órganos vitales,
recuperándolos de ese mercado negro
en el que se intercambia el amor barato
a cambio de unas cuantas historias a medias
con las que protagonizar insomnios,
tal vez con las que justificar borracheras.

Encontrarse en otras manos
es lo más parecido a reinventarse,
de la misma forma de la que Eva nació de Adam,
pero sin barro de por medio,
que yo he nacido de tus palabras,
de tus versos, que soy el amor por tus formas,
tus delirios y tus miedos.
Puede que hasta tus manzanas,
colocadas estratégicamente en cada uno de los verbos
que solo pueden conjugarse en plural.

Muérdelas, y déjame hacer de veneno,
dulce y placentero,
hasta dormirte las circunstancias
que te impiden hacerme beso.

Y de veras espero que me estés entendiendo.

Que hasta el pasado me resulta tierno
a través de tus ojos,
y me siento valiente en tierra de recuerdos;
ya ves, todo lo que consigue la belleza de tu cuerpo,
que me adormece las alarmas
y descorcha las botellas que guardaba en el pecho
para las celebraciones importantes.

Tengo fuegos artificiales en los pulmones
y los lunares se me han vuelto serpentina.

Ahora, si me dejas arrancarte en un instante
todos los planes que no conducen a un futuro bilateral,
podré decirte con la seguridad que se tiene
de que compromiso empieza por ‘’c’’ de ‘’cariño’’,
que te echo de menos aun cuando estás conmigo.

Que no hay suficientes cielos en el mundo
para hacerte el amor,
ni bastantes infiernos para follarte hasta decir basta;
que me faltan vidas y muertes
para todo lo que quiero besarte;
que te vestiría solo por el mero placer
que supone desnudarte.

No se si sabes los tiempos que corren
o lo que corren los tiempos,
que se recochinean en lo relativo de unas agujas
que a veces parecen girar a la inversa
y devolverte a ese instante que te empeñas en olvidar;
y otras sin embargo, agradeces el retroceso
a un momento en el que te devoraron unas pupilas
con la rapidez de un lector frente a un libro interesante.

¿Me entiendes?

Que a veces un para siempre se hace interminable
y otras, tan efímero que duele el paso de unos días
que se te escapan entre los dedos
con la prisa de un rumor
y la agilidad de la malas lenguas.

Ya sabes que si con algo me quedo,
es con la eternidad de un sentimiento
cuando se hace deseo
y con la valentía de unos dedos
para hacerlo verso.

Y contigo, claro, contigo siempre,
de la misma forma que te quedas
con un buen beso
aun cuando ya no está la boca
que le vio nacer.
Amparoiglesias03 de agosto de 2014

6 Comentarios

  • Sandor

    No sé si corren malos tiempos,al menos no corren para tus poemas,que de tanto acercarse a la belleza....la subliman.
    "Que no hay suficientes cielos en el mundo 
    para hacerte el amor, 
    ni bastantes infiernos para follarte hasta decir basta; 
    que me faltan vidas y muertes 
    para todo lo que quiero besarte; 
    que te vestiría solo por el mero placer 
    que supone desnudarte"

    Amparo,eres una buena persona,de eso si entiendo algo: «has depurado muchas cosas,sin saberlo,aunque creo lo intuyes en esa humildad que a mi personalmente hace sin conocerte,verte una vieja amiga,en esa extraña paradoja de llamar vieja a la juventud que tienes..eres tan transparente y tan enigma que te duelen las etiquetas...nunca de mi lo esperes.
    Gracias ..a tu humilde belleza.
    Carlos

    03/08/14 02:08

  • Libelula

    Ya no encuentro mas palabras para decir lo bien que escribes poeta.
    Un abrazo

    03/08/14 08:08

  • Voltereta

    Tu poema es un guiño al tiempo y una caricia a lo perdido. Un bosque donde el desengaño dormita, mientras la soledad se esconde por los rincones.Hay una marmita en ebullición y una bruja buena, que intenta crear una pócima que haga volver al pasado. Como dijo Calderón: "toda vida es sueño y los sueños sueños son". Yo creo que andas impregnada de su filosofía y que vives la vida poética, como si de un sueño se tratara.

    Tu poesía hace tiempo que ha alcanzado la plenitud, de seguir así no se a donde podrás llegar, pero seguro que hasta los peces en el mar, acabarán por murmurar tu nombre.

    Siempre es un placer pasar por tus poemas.

    Un saludo.

    03/08/14 05:08

  • Amparoiglesias

    Muchísimas gracias Carlos, es en los malos tiempos cuando surgen buenos momentos para la poesía, para amenizarlo.

    Y que razón tienes, detesto las etiquetas Carlos, hacia mi, hacia otras personas o hacia las relaciones...es como tratar de encerrar a la misma vida bajo un ''nombre'', al final nunca sale bien.

    Tú también eres una GRAN PERSONA, de eso estoy segura, una gran persona y un fabuloso escritor.

    Un beso enorme.
    Amparo.

    03/08/14 08:08

  • Amparoiglesias

    Muchísimas gracias Libélula, adoro que pases por aquí y me regales palabras de aliento, como bien me dijiste un día, es necesario para todos los que escribimos.

    Siempre encuentro cobijo en tus letras, da igual si en uno de tus poemas o en uno de tus comentarios.

    Amparo.

    03/08/14 08:08

  • Amparoiglesias

    Si Voltereta, adoro a Calderón, y tienes muchísima razón al afirmar que vivo la vida poética como si de un sueño se tratara, porque ya pasamos demasiado tiempo con los pies en el suelo y la cabeza en su sitio, quizás es por eso que me resulta la poesía una escapatoria para dejar volar la imaginación y sentir eso que solo proporciona la magia de unas letras.

    Miles y millones de gracias, aunque yo creo Voltereta, que los peces, así como las olas y las gaviotas, llevan ya mucho tiempo con tu nombre hecho murmullo y con tus letras como pasatiempo preferido.

    Gracias, gracias y gracias.
    Amparo.

    03/08/14 08:08

Más de Amparoiglesias

Chat