Empieza la vida,
cuando ya se apaga.
Entender las palabras,
cuando ya no se pueden escuchar.
Llorar los años perdidos,
lo eterno suspendido
en el temblor del hastió.
El silencio que queda,
después del último beso.
Años, días, segundos,
uno tras otro
en cadena sin fin.
Tus manos, mis manos,
mi frente, tus labios,
un adiós eterno.
Recuerda mis palabras,
añora mis risas.
De mi ya solo queda:
tumultos de arrepentimiento,
silencios y lágrimas.
Pero siempre queda algo verdad?
Un gusto leerte Ana.
Antonio