-¿Lo notaste?- Susurro Viento, con su peculiar forma de desatar tempestades.
El Rayo sólo se encogió de hombros, no era muy dado a intrigas o chismorreos. Por lo general prefería ponerle solución a las cosas de un modo rápido y contundente. Ya le había llamado la atención por eso, pero no había nada que pudiera hacer al respecto, simplemente estaba en su naturaleza.
-¡Vamos hombre!- Insistió viento.- Hasta tú tienes que darte cuenta.
Rayo ya lo conocía lo suficiente para saber que si no le daba gusto lo tendría dando vueltas alrededor suyo hasta el fin de la eternidad. Esa sería su versión personal del infierno.
-¡Sí!... Lo noté.- Se dio por vencido Rayo.- Desde hace días están en esas.
-Me pregunto por qué.- Hablo Viento sentándose junto a Rayo en una clara actitud cómplice.- Siempre al llegar al horizonte uno peligra encontrarse con escenas comprometedoras entre ese par.
-Y tu sin querer
¿He? Le reclamó. Realmente le molestaba que fuera tan entrometido.
-Ya sabes
Me gusta estar informado.- Hablo Viento poniendo cara de triunfo.
Rayo estaba comenzando a notar como sus moléculas se calentaban, en un segundo iba a echar a perder meses de terapia.
-Metete en tus asuntos Viento.- Le advirtió haciendo acopio de la paciencia que no tenía.-Hasta el Cielo y la Tierra tienen derecho a tener algo de privacidad.
La carcajada escandalosa de Viento hizo que todas las nueves se arremolinaran asustadas.
-¿Privacidad?...- Intentaba hablar Viento entre carcajada y carcajada.- Ese par de exhibicionistas
Es que nunca has visto el color carmín de la tarde en el horizonte
Te a seguro que ese par no se encuentra a jugar a las cartas por aquellos rumbos
Justo cuando Rayo se creyó perdido, Viento decidió molestar a alguien más por que desapareció en el acto.
-Uno de estos días alguien lo va a meter dentro de una botella y lo arrojará al fondo del mar
- Se quejó Rayo cayendo furioso sobre Seco, un pobre roble sin hojas, que había estado parado en medio del campo sin molestar a nadie durante siglos.
Cuando fuera a terapia ahora tendría un logro que enumerar. No había ionizado a Viento, eso era todo un logro
Lo de Seco era un daño colateral que nada tenía que ver con su triunfo sobre su naturaleza.
Buen texto, engancha y no defrauda
Un abrazo
Antonio