Una extraña presencia en la oscuridad
Trae noticias de la muerte
Se agita los ojos con suavidad despertando de su sueño
Mientras se posa en su Lucerna a escuchar el mensaje
Tu fuerza y tu alma se extinguen
Al momento de atender sus palabras
En el vendaval se escucha el aullido del lobo
Sintió el olor a muerte
sintió devastado su corazón
Emprende su camino con extraña rapidez
El viento azota, el mar golpea turbulento
Terminan noches de temor y agonía
La vida no fue en vano
fue feliz luchando por sus ideales
Solamente que al caminar por la brecha desgastó su cuerpo
Se vistió de negro, lucía nativa
Con la mirada cansada, observó el cielo
Susurró desde su alma el deseo de un beso final
Se escuchó una voz sepulcral
El momento ha llegado
te llevaré a la orilla del mar
Allí yace tu lecho
Era la muerte con su guadaña
Llegó a la orilla
al punto donde la existencia no retorna
Su alma se resquebrajaba en desasosiego
Colocó sus pies en la espuma
Y pidió: dile que me llevo sus recuerdos y que lo amo hoy
Y también lo haré mañana y un día después
En la densa noche su espíritu expiró
Su corazón grabó su nombre y un aullido final antes de cegarse
Sus ojos anegaron imaginando un beso final