No nos conocemos. No, lo tengo muy claro. Realmente no existimos para nosotros, y nos hacemos una idea nuestra según la otra gente. Joder, la otra gente, como si ellos fuesen a tener razón sobre quién somos. Mira por ejemplo a mi mejor amiga. Una sonrisa perfecta, que la saca y enciende la habitación más oscura. Un cuerpo perfecto, y una cara preciosa, con una piel suave y unas facciones finas y dulces. Sí, un pivón. Pero para nada se ve así. Hablas con ella y te das cuenta de que estás pisando su autoestima, que la lleva arrastrando por el suelo. Fea, gorda. Pocas de las cosas que piensa que es. Y se olvida de los tíos que tiene atrás, y de los que tendrá. De que no conozco persona que le caiga mal. Ni una, verídico. Pero se guía por los que la miran mal, y piensa que son muchos.
Asi que, ahora en esta época en la que se siente tan mal, ya que llega la navidad, pienso regalarla un espejo. Mírate todos los días, olvídate de la gente que te ha tratado mal, cada uno tiene sus malos días, y no todo el mundo ve cruel hacer sentir mal a alguien. Cuando te hayas olvidado de ellos mírate, y dime si realmente ves algo que no te guste.
