Sigo tu compás
paso a paso
sé por donde vas.
Tu brazo azotado
recuerda al mío,
atormentado.
Han pasado muchos años
y aún sigo recordando.
No sigas mi lastre
No sigas mi desastre
No es arte.
Ya lo sabes.
(¿o no?)
¿Sientes tu cuerpo cerca,
ahora que ya llora?
Lo lamentarás.
Harás ver que va bien.
Y en el acto final
arrancarás tu vida,
la lanzarás por lo alto,
se alzará y estallará así en mil pedazos.
Pensarás vivir,
pensarás sentir.
Se esbozará una sonrisa,
y entero gritarás
"¡La parca está aquí!
¡Me voy a morir!
¡Me voy a morir!
¡y al fin soy feliz!."
No va a ser así.
Hay gente que te quiere aquí.
Entonces (re)cogerás tus pedazos
y azotado,
cansado,
derrotado,
reirás.
Los ayudarás,
los escucharás.
Es la máscara, es la coraza.
Y ya no habrá nada que alzar
ni siquiera lanzar.
La vida se perdió el 6,
sigo respirando
pero ando perdida.
Así que no sigas mi ida,
acabarás perdido y es jodido.
Pero
Sigo tus compases
Para evitar desastres.
No caigas
¡No caigas!
¡Sigue!,
aunque sea agachas.
¡Sigue!,
intermitente,
como la luz de diciembre.
Emprende viajes,
no te desgastes
no te malgastes.
No entres.
Que llore el alma,
que lloren los ojos,
que sanen todo lo otro.
Que lloren transparente,
sin temor a la gente.
Llora
LLORA.
Pero no a malas horas,
ni a brotes,
ni a golpes,
ni a cortes.
Así no se llora,
así te destrozas.
Dímelo a mí.
Que no conocí
otra forma
de llorar
y caí.
A ti,
que andas jugando.
Quédate flotando
aunque no te estés ubicando,
te acabarás encontrando.
